En una nota anterior titulada Reeducación de los padres ponía una cita larga de Dostoievski relativa a que el hombre no puede «vivir sin ese algo sagrado y precioso que le aportan los recuerdos de infancia», a la necesidad que tiene de «marcar mojones en su pasado que le permitan orientarse más tarde en la vida y sacar conclusiones de conjunto», y a que, «en ese sentido, los recuerdos más intensos e influyentes son casi siempre los que se conservan de la infancia»; y, más adelante, el escritor ruso apunta cómo los padres han de tener en cuenta los recuerdos que graban en sus hijos: «Cualquier padre responsable y razonable sabe, por ejemplo, que delante de sus hijos, (…) debe prescindir de hábitos nocivos y perniciosos, y, sobre todo, no desentenderse nunca de la opinión que los hijos puedan formarse de él, de la impresión desagradable, negativa y cómica que con tanta frecuencia despierta en su ánimo nuestra despreocupada conducta en el seno del hogar. ¿Me creeréis si os digo que un padre responsable a veces debe reeducarse por completo en consideración a sus hijos?».
Pues bien, lo anterior se puede unir con un comentario de Gérard Genette: «el verdadero milagro proustiano no es que una magdalena mojada en té tenga el mismo gusto que otra magdalena mojada en té y despierte el recuerdo; es, más bien, que esa segunda magdalena resucite con ella un cuarto, una casa, una ciudad entera, y que ese lugar antiguo pueda, por espacio de un segundo, “conmover la solidez” del lugar actual, forzar sus puertas y hacer vacilar sus muebles».
Fiódor Dostoievski. Julio-Agosto 1877, Diario de un escritor (Dnevnik pisatelia, 1873-1880). Barcelona: Alba, 2007; 630 pp.; col. Alba Maior; trad., selección, introducción y notas de Víctor Gallego Ballestero; ISBN: 978-84-8428-354-6.
Gérard Genette. «Metonimia en Proust». Figuras III (Figures III, 1972), página 30. Barcelona: Lumen, 1989; 338 pp.; trad. de Carlos Manzano; ISBN: 84-264-2358-2.