SCHAMI, Rafik

SCHAMI, RafikAutores
 

Escritor sirio. 1946-. Nació en Damasco. En 1971 emigró a Alemania, donde estudió y se doctoró en Química. Desde 1982 se dedicó a escribir. Es un premiado autor de novelas y recopilaciones de relatos.


Narradores de la noche
Madrid: Siruela, 1997, 4ª ed.; 234 pp.; col. Las Tres Edades. trad. de Antón Dieterich; ISBN: 84-7844-356-8. Nueva edición en 2016; 296 pp.; col. Escolar; ISBN: 978-8478444663. [Vista del libro en amazon.es]

Un cochero de Damasco conoce multitud de narraciones. Un día se queda mudo y, según explica, para romper el encantamiento es necesario que reciba siete regalos únicos: siete relatos de sus amigos casi octogenarios como él. Hay alusiones a los acontecimientos de la época, en el año 1959, que no dificultan seguir bien los relatos pero les añaden otra dimensión.



Cuentos narrados con sencillez y desparpajo, enlazados unos con otros con fluidez, y que van destilando gotas de una sabiduría oriental que afirma que «los sueños necesitan tiempo y sitio», o que hace notar el valor de esas «cosas que nadie puede comprar en este mundo: el tiempo, disfrutar el tiempo que dura una ráfaga de viento». A lo largo de las páginas del libro desfila toda una galería de personajes insólitos, como Tuma, que «no oía bien si no se ponía las gafas: tenía que ver los ojos y las manos del que habla»; tipos cuyo «orgullo era la mejor ducha para sus sentimientos de culpabilidad»; gente singular perteneciente al selecto grupo de los que «alcanzan el grado de pereza de decir no sin mover la cabeza».

Las palabras, las mentiras, la escritura

Schami es seductor y sugerente al referirse al poder encantador de las palabras: «Las palabras son un regalo del desierto y una responsabilidad […], son joyas invisibles que sólo ven aquellos que han sido privados de ellas. […] El premio de los grandes narradores es el placer de convertir a leones adultos en niños fascinados. Ningún oro del mundo iguala la dicha de vivir ese milagro en los ojos de los oyentes. […] Un milagro de mucho mayor calibre cuando los oyentes son niños pues los niños son despiadadamente generosos. Pagan con su aprobación o su rechazo siempre al contado. […] Las palabras te ponen al descubierto. […] Las palabras son capaces de hacer más cosquillas que los dedos. […] Cada frase verdadera te deja un poco más desnudo y te hace más vulnerable. Cuando mientes para evitar algún peligro la manta bajo la que te escondes se vuelve un poco más grande hasta que te ahogas debajo. […] Las mentiras y las especias son hermanas. La mentira convierte cualquier hecho insulso en un plato sabroso. […] La escritura no es la sombra de la voz sino la huella de sus pasos. Sólo la escritura puede hacer que una voz atraviese el tiempo y viva eternamente como los dioses».


9 agosto, 2018
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