GÓMEZ CERDÁ, Alfredo

GÓMEZ CERDÁ, AlfredoAutores
 

Escritor español. 1951-. Nació en Madrid. Licenciado en Filología española. Autor de numerosos relatos infantiles sobre vida cotidiana.


Las Palabras Mágicas
Madrid: SM, 1987, 7ª ed.; 80 pp.; col. el Barco de Vapor; ISBN: 978-84-348-1162-1.

Ramón es un chico pequeño, devorador de cuentos y cuya imaginación prodigiosa le convierte en el organizador de los juegos de sus amigos. Su madre, Margarita, es una mujer poco comprensiva a la que preocupa el modo de ser de Ramón y que, con su edad, tenga enuresis. Lo lleva de médico en médico, hasta que los amigos de Ramón hacen un plan: que vaya fingiendo ser mudo, sordo, ciego…


Luisón
Madrid: Bruño, 2006, 19ª ed.; 94 pp.; col. Altamar; ilust. de Teo PUEBLA; ISBN: 978-84-216-1208-8.

Luisón es un chico con una cara «redonda como una hogaza de pan y colorada como un tomate», comilón e imaginativo. En el camino al colegio se distrae al pasar por una tienda de ropa, por un comercio de deportes, por una pastelería… Y ya en clase, piensa seriamente en qué le gustaría ser de mayor.


Barro de Medellín
Zaragoza: Edelvives, 2008; 147 pp.; ilust. de Xan LÓPEZ DOMÍNGUEZ; ISBN: 978-84-263-6825-6.

Camilo y Andrés, dos niños de diez años, viven en la parte más alta de un barrio extremo de Medellín cuyas calles se inundan y se convierten en lodazales cuando caen las lluvias. No van a la escuela, se pasan la vida deambulando por las calles, haciendo gamberradas pequeñas y hablando de los deseos de Camilo de ser ladrón de mayor. El conflicto de la historia está en que Camilo ha de conseguir aguardiente para su padre y en el descubrimiento que los dos niños hacen de la nueva y gran biblioteca de la ciudad.



Tres de los muchos relatos eficaces del autor que normalmente conducen a una conclusión amable de tipo educativo. El primero, que quizá carga mucho las tintas en el nerviosismo de la madre, tiene la finalidad de conducir la narración hasta el momento en el que madre e hijo descubren las palabras mágicas: «Perdóname, hijo mío», «Perdóname, mamá». El segundo es también sencillo y divertido y consigue meter al lector en los procesos mentales y en la imaginación del protagonista.

El tercero, ya de los últimos años, es un relato bien sintonizado con varios objetivos de mucha literatura infantil actual. Uno, enseñar a los chicos del primer mundo las condiciones de vida en otros lugares y hacerles un poco más conscientes de su situación privilegiada. Otro, presentar de modo positivo el mundo de las bibliotecas y buscar modos de facilitar el acercamiento de los niños a los libros. La narración es clara y sobria. Aunque los diálogos entre los dos protagonistas formalmente no serían los de dos chicos como los que se describen —según me dice un amigo colombiano—, psicológicamente sí parece un buen retrato de sus mundos interiores. El desenlace resulta honrado: es positivo, pues deja en el aire una pequeña esperanza para los protagonistas, pero no es engañoso.

Otros libros: Pigacín, álbum ilustrado por Paz RODERO; La sombra del gran árbol, Dos plumas de águila, La montaña más bella, ilustrados por Teo PUEBLA; Allegro, ilustrado por Juan Ramón ALONSO.


25 marzo, 2014
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