GROSSMAN, David

GROSSMAN, DavidAutores
 

Escritor israelí. 1954-. Nació en Jerusalén. Conocido novelista, es también autor de artículos de prensa y ensayos en torno al conflicto israelí-palestino.


Un niño y su papá
Seis relatos cortos titulados: Ach Chadash Legamrei, Itamar Mitchav, Itamar Pogesh Armav, Itamar Metayel al Kirot, Itamar zayad hachalomot, Itamar we-Kova Ha-ksamin. Barcelona: Montena Mondadori, 2001; 91 pp.; col. Contemporánea; ilust. de Barbara Nascimbeni; trad., de la edición italiana de 1999, de Nieves Nueno; ISBN: 84-8441-057-9.

En un relato, la madre de Itamar está esperando un hermanito. En otro, Itamar tiene ganas de recibir una carta, como sus padres. En el tercero, pierde su miedo a las liebres. En el siguiente pasea por las paredes y entra en los cuadros de su habitación. En el quinto, acaba conociendo mejor al duende que le asusta en sueños. En el último, cuando su padre ordena cosas viejas encuentra un sombrero mágico.


Duelo
Madrid: SM, 2003; 107 pp.; col. El barco de vapor, serie roja; trad. de Julia García Lenberg; ISBN 84-348-9569-2.

David, doce años, gasta parte de su tiempo acompañando al anciano señor Rosenthal. Conoce su pasado y su rivalidad con otro anciano, llamado Schwartz, con motivo de la relación que ambos tuvieron hace ya mucho tiempo con Edith, una pintora. Cuando Schwartz acusa a Rosenthal de haberle robado un cuadro, la única solución que ambos ven es batirse en duelo. Y David ha de encontrar la forma de pararlo.



Los de Un niño y su papá son excelentes relatos cortos, escritos en tercera persona pero desde dentro del protagonista. El autor sabe recoger el mundo interior del niño y presentar con acentos simpáticos y positivos sus pequeños conflictos y su mundo imaginativo, así como el talante paciente y bromista de sus padres. De todas formas, quizá los acentos elegidos por Grossman, tan luminosos para un lector adulto porque presentan bien la mezcla de fantasía y realidad del niño, quizá no sean los más apropiados para niños de pocos años como Itamar.

Duelo es una novelita interesante, diferente a lo habitual y a tramos divertida. Se puede afirmar sobre ella lo mismo que sobre dos novelas mayores de Grossman (Chico Zigzag, Llévame contigo), en las que también sus protagonistas son jóvenes: si por un lado tiene párrafos certeros y se dibujan bien ambientes y tipos, la narración chirría con digresiones innecesarias y cuando aparecen personajes o suceden coincidencias que resuelven los problemas en el momento apropiado. A pesar de todo la historia interesa: una vez arrancada, enseguida prende la mecha de saber cómo termina.


17 julio, 2013
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