PÉREZ AVELLO, Carmen

PÉREZ AVELLO, CarmenAutores
 

Escritora española. 1908-1999. Nació en Cadavedo de Luarca, Asturias. Estudió Magisterio. Fue profesora de lengua y arte, y directora de centros de educación primaria. Falleció en Oviedo.


Vikingos al remo
Barcelona: Noguer, 1989, 3ª ed.; 136 pp.; col. Cuatro Vientos; ilust. de Amable Diego; ISBN: 84-279-3126-3.

Siglo IX. Groenlandia. Los esquimales viven con el temor de que los vikingos, capitaneados por Leif, hijo del temible Erik el Rojo, les invadan y les arrojen de sus tierras, como en el pasado. Un muchacho esquimal, Krein, hace amistad con el vikingo Ingëmar a costa de ser juzgado por los suyos como traidor.


Un muchacho sefardí
León: Everest, 1991; 139 pp.; col. La Torre y el Mar; ilust. de Ernesto Rodera González; ISBN: 84-241-5946-2.

Año 1492, Toledo, expulsión de los judíos. Año 1913, Salónica, Pablo Albazanel, descendiente de una familia de entonces, tiene un hijo, José, que desea por encima de todo viajar a Toledo. Después de un tiempo como pescador, los acontecimientos empujan a José hacia Toledo en plena primera Guerra Mundial.



La autora recrea con vigor y acentos poéticos los ambientes que describe. El interés de sus narraciones no está en la acción, que es escasa, sino en la entereza con que sus protagonistas cumplen las misiones que creen tener soportando la espera y la tensión. José, el chico sefardí, tiene siempre presente un consejo de su abuelo: «Cuando se apague una estrella procura encender otra». Ingëmar, el joven vikingo, aprende que «en las naves vikingas no hay lugar para el miedo ni para la queja, ni para la idea del menor esfuerzo». Y Krein sabe que «un esquimal no tiembla ante el agua ni ante la nieve. Un esquimal nunca ve cortado su camino aunque en él brillen como un cristal las numerosas lagunas formadas por el hielo».

Sombras y sueños en 1492

Así se describe la desolación que invade Toledo tras la marcha de los judíos: «El barrio de los hijos de Israel quedaba sumido en la noche, abandonado y triste. Solamente en las casas de los bautizados, que habían quedado al amparo de la dispensa real, titilaba la luz amarilla de los velones. Las sombras colgaban como sudarios sobre las fachadas y se agazapaban, medrosas, bajo los soportales, apretándose a las piedras. Y mientras los hijos de Israel se alejaban por todas las rutas de la rosa de los vientos, las naves de Colón, acunadas por el mar, dormían la espera en el Puerto de Palos y soñaban sueños de inmortalidad para la historia de España. El aire marino, impaciente, comenzaba a desplegar sus velas».


28 marzo, 2012
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