O’BRIAN, Patrick

O’BRIAN, PatrickAutores
 

Firma del escritor inglés Richard Patrick Russ. 1914-2000. Nació en Chalfont Saint Peter, Buckinghamshire. Traductor de obras del francés, autor de relatos y de biografías, es conocido sobre todo por la serie de novelas sobre la marina inglesa durante las guerras napoleónicas que comenzaron con Capitán de mar y guerra el año 1970. Falleció en Dublín.


Capitán de mar y guerra
Barcelona: Nuevas Ediciones de Bolsillo, 2001; 528 pp.; col. Jet; trad. de Concha Folcrá y Aleida Lama Montes de Oca; ISBN: 84-8450-560-X. Otra edición en Barcelona: Edhasa, 2009, 13ª impr.; 504 pp.; ISBN 10: 84-350-0600-.

Abril de 1800. En Puerto Mahón, cuando al teniente de navío Jack Aubrey le dan el mando de la corbeta Sophie, perteneciente a la flota del almirante Nelson, recluta como cirujano de a bordo a un médico irlandés de origen catalán llamado Stephen Maturin que había conocido poco antes. En sucesivos capítulos Maturin va conociendo por dentro las peculiaridades del funcionamiento de un barco y de la marina británica y conoce mejor las cualidades y defectos de su capitán. El núcleo argumental es la captura del barco español Cacafuego, muy superior a la Sophie, acción con la que Aubrey se gana el respeto de sus colegas.



Primera novela de las veinte que componen la serie, subtitulada en general como «Aventuras de la Armada inglesa». En esta primera entrega se presentan los protagonistas, Aubrey y Maturin, pero también otros como el teniente Pullings y el joven Mowett, y se marcan el tono y las características básicas de los demás libros, que conducirán a los protagonistas de barco en barco hasta que Aubrey alcance la cumbre de la marina británica.

Es excelente la presentación de Aubrey y Maturin: tal como hace DUMAS en Los tres mosqueteros al poner en contacto a D’Artagnan con Athos, Porthos y Aramis, O’Brian atrapa el interés del lector con el enfrentamiento inicial y la posterior reconciliación entre sus dos héroes y, con esas escenas, fija el modo de ser de cada uno y sus respectivas aficiones al violín y al chelo. Además, muchas personas expertas han alabado la exactitud con la que se reconstruyen algunas situaciones y ambientes: la precisión de las descripciones náuticas, el modo en que se perfila el interior de la Marina Inglesa con el que aprendemos que, a veces, las batallas más importantes se libran dentro.

O’Brian inscribe sus libros entre los denominados «thriller cultos»: sus acentos intelectuales y su sofisticación narrativa van a la busca de un público adulto y no de un público joven. Esto se refleja en su lenguaje discursivo y en su atención a la psicología de los personajes, lo que significa también que algunos aspectos de la visión de la vida que tienen conectan bien con un lector de hoy, aunque todo parece indicar que lo hace a costa de falsear la realidad de la época. Entre otras cosas, algunos comentaristas han insistido en la imposibilidad de que se diera una cercanía humana tan estrecha entre Aubrey y Maturin: la distancia social entre ambos la haría imposible.

Forester y O’Brian

A los adictos a la serie de O’Brian no les suele gustar la comparación de su obra con la serie protagonizada por Hornblower y escrita por Cecil Scott FORESTER unas décadas antes. Pero lo cierto es que, además de que ambas están inspiradas en relatos parecidos de Frederic MARRYAT y William KINGSTON, y en la vida de marinos ingleses célebres como Thomas Cochrane, O’Brian parece haber escrito sus libros a partir de los de Forester…, procurando evitar cuidadosamente algunas semejanzas.

Así, no centra sus aventuras en un héroe sino en el contraste de personalidades entre sus dos protagonistas; distingue a Hornblower de Aubrey y donde uno es sobrio y dubitativo el otro es sibarita y decidido, a la vez que atribuye a Maturin la sensatez y la claridad mental de Hornblower; si en la serie de Forester las comidas casi no se mencionan, en la de O’Brian abundan las descripciones de menús completos; por otra parte, O’Brian prestará mucha más atención a la minuciosa descripción de la vida social en tierra.

En otro nivel, entre los adictos a las aventuras marineras se comenta que, mientras Forester conocía la navegación de primera mano y es siempre claro, el conocimiento de O’Brian era más libresco y a veces recurre a un lenguaje técnico y antiguo con el que pierde al lector por el camino.


28 abril, 2011
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