Escritora española. 1939-. Nació en Sevilla. Licenciada en Historia de América. Autora de novelas de distinta clase, aunque en su producción predominan los relatos históricos.
La tierra del Sol y la LunaMadrid: Espasa, 2003, 21ª impr.; 130 pp.; col. Austral juvenil; ilust. de
Juan Ramón ALONSO; ISBN: 84-239-8872-4. Nueva edición en 2010; 144 pp.; ISBN: 978-84-670-3419-6.
En el siglo XVI, en la Vega de Granada, cuando la difícil convivencia entre cristianos y moriscos desemboca en una guerra que terminará con la expulsión de los últimos. La estrecha relación entre la familia del morisco Diego Díaz y la del conde de Albeña se rompe a causa de los acontecimientos. Los nietos de Diego Díaz siguen distintos caminos: Miguel huye a los montes, combate contra los cristianos y muere; Hernando, más contemporizador y muy amigo de María, la nieta del conde, sobrevive, pero es vendido como esclavo y termina marchándose al norte de África.
Memorias de una gallinaMadrid: Anaya, 2005, 19ª ed.; 93 pp.; col. El duende verde; ilust. de
Juan Ramón ALONSO; ISBN: 84-207-3531-0.
La narradora es la gallina Carolina, una jovencita con ideas propias, preguntona, inquieta, y justiciera cuando hace falta. No acepta sin más lo que siempre se ha hecho, se rebela contra el dominio chulesco de los gallos y contra la vanidad tonta de las gallinas, discute con los que presumen pero no se ríe a su costa cuando están vencidos…
«Despoblado y empobrecido quedó el antiguo Reino de Granada, abiertos y abandonados corrales y casas, secos y mudos canales y fuentes, y las tierras, sin labranza, estériles y polvorientas durante muchos años». Con ese tono dolido, Concha López Narváez reconstruye los ambientes y sucesos de La tierra del Sol y la Luna. Las relaciones de los distintos personajes entre sí están bien perfiladas, se muestran con acierto los sufrimientos y las dudas que les asaltan, se cuentan con equilibrio los sucesos y se cierran con un final esperanzado que se ajusta correctamente al tono del relato.
Memorias de una gallina es una fábula feminista, llena de sentido común bienhumorado. Carolina quiere a su madre, pero se rebela con tozudez y argumentos contra ciertas reglas de comportamiento que le desea transmitir: «Si debía empujar, comer muy deprisa, andar siempre tiesa, y además mirar con los ojos fijos, no quería ser grande». La historia continúa en Aventuras de Picofino (1994), su hermano, a quien Carolina enseña a volar y que decide salir a ver mundo; y luego en El gran amor de una gallina (1997), donde se narra el encuentro de Carolina con Teobaldo, su enamoramiento, su boda, y las reflexiones de Carolina acerca de la educación que dará a sus pollitos.
Otro libro: Endrina y el secreto del peregrino.
28 abril, 2010
