HUGHES, Thomas

HUGHES, ThomasAutores
 

Escritor inglés. 1822-1896. Nació en Uffington, Berkshire. Asistió a la escuela de Rugby, que luego retratará en Tomás Brown en la escuela, novela que le dio gran popularidad. Abogado, parlamentario unos años, y luego juez del condado de Chester, donde falleció.


Tomás Brown en la escuela
Madrid: Espasa, 1923; dos volúmenes, 255 pp.; trad. de M. Ortega y Gasset.
Se puede leer la edición en inglés en el proyecto Gutenberg.

1830. Después de narrar la infancia de Tom Brown en el valle White Horse, el autor se centra en su vida en la Escuela de Rugby, donde sus padres le mandan cuando tiene unos diez años, pues «es mi objeto, afirma el narrador, tratar de las escuelas públicas, de esas injuriadas instituciones genuinamente inglesas». A su llegada, Tom se hace amigo de Harry East, y asiste a un discurso memorable de un alumno prestigioso, Brooke el Mayor, en el que alaba sin reservas al director de Rugby, el Doctor Arnold. Tom y Harry tienen problemas con un matón llamado Flashman, un tirano para los pequeños, pero lo vencen; después de la marcha de Flashman, ellos son repetidamente castigados por sus violaciones de las normas del colegio. Esta primera parte finaliza cuando un profesor sugiere al Doctor, preocupado por Tom y East, que, quizá, «si tuvieran algún pequeño que cuidar, se formalizarían». «Está bien —dijo el Doctor como suspirando—. Lo pensaré». En la segunda parte de la novela, de la que no conozco la edición castellana, el Doctor pone junto a Tom a un chico ejemplar, George Arthur, y todo se va encauzando satisfactoriamente. El último capítulo se fecha en 1842, cuando Tom sabe que ha muerto el Doctor.



Relato escrito por Hughes para su hijo de ocho años, en el que vuelca sus experiencias como alumno en Rugby, hace un elogio encendido de Thomas Arnold (a quien se debía el sistema de los colegios secundarios ingleses, las «public school», aunque no parece que todas las opiniones que vierte Hughes fueran las que realmente tenía Arnold), y formula una propuesta educativa en la que, junto a la rectitud de los maestros, tienen un importante papel los deportes violentos y las palizas públicas. Los méritos de la novela son, además de su influencia en tantísimas novelas escolares posteriores, su carácter de testimonio de una época y una mentalidad, y la pintura de personajes y ambientes, verdaderamente logrados y divertidos. Otra cosa son la validez y conveniencia de sus opiniones y métodos, donde se mezclan estrechamente lo aprovechable y lo detestable. En un platillo se pueden poner afirmaciones como que «la finalidad de todas las escuelas no es clavar el latín y el griego en las cabezas de los chicos, sino hacerlos buenos ingleses, para que sean luego buenos ciudadanos»; o las advertencias del padre de Tom cuando, al enviarlo a Rugby, le dice: «Si las escuelas son ahora lo que eran en mi tiempo, has de ver en ellas muchas cosas malas y oír un sinnúmero de inconveniencias. Pero no temas nunca. Di siempre la verdad, sé siempre valiente y amable, y nunca escuches ni digas nada que no quisieras que escuchasen tu madre y tu hermana; y así ni te avergonzarás nunca al llegar a casa ni nosotros al verte». En el otro lado están otras indicaciones, como la de que «la cerveza, los bolos, o algo mejor que los reemplace, tienen que entrar en todo sistema de educación inglesa»; o la calificación de «hombre fuerte, sincero y sabio», a un profesor que prescribe como castigo una «saludable azotaina», «una buena paliza en presencia de toda la clase», aunque se nos diga que, años más tarde, el interesado consideraba tal acción como el punto de inflexión de su vida.


23 septiembre, 2009
Imprimir

Comments are closed.