CLARÍN,

CLARÍN,Autores
 

Seudónimo del escritor y crítico español Leopoldo Alas. 1852-1901. Nació en Zamora. Vivió en Oviedo desde los siete años. Estudió Derecho. Fue Catedrático de Economía Política, primero en Zaragoza y luego en Oviedo. Gran admirador de PÉREZ GALDÓS, muy atento a las nuevas tendencias literarias en Europa, fue un crítico literario respetado y temido. Falleció en Oviedo.


Pipá
Madrid: Cátedra, 1990, 11ª ed.; 355 pp.; col. Letras Hispánicas; edición de Antonio Ramos-Gascón; ISBN: 84-376-0066-9. Además de Pipá, este libro incluye otros ocho cuentos: Clarín los publicó juntos en 1886, reuniendo los que consideraba más valiosos entre los que había escrito entre 1879 y 1884.
Se puede leer también una edición en la Biblioteca Virtual Cervantes.

Pipá, un harapiento pillete de doce años, es, «como César, rápido en la ejecución de sus planes» y, gracias a eso, se introduce, disfrazado, en una casa rica donde sirve de distracción a Irene, una niña a la que su madre cuida con mimo. Allí conoce un mundo que ignoraba: «El pobre pilluelo había aprendido a ser librepensador en las prematuras enseñanzas de la vida; en su cerebro, tan dado a los sueños, nadie había sembrado esas hermosas ilusiones mitológicas que muchas veces dan fuerza bastante al hombre para sufrir las asperezas del camino». Al escuchar los cuentos con que su madre distrae a Irene, Pipá, «aunque cazurro y socarrón y muy experimentado en la vida, niño al fin, abría el alma a los engaños de la fantasía y respiraba con delicia aquel aire de lo sobrenatural y maravilloso, natural aliento de las almas puras, jóvenes e inocentes».



Clarín, uno de los pioneros del «cuento moderno» en España, compuso con Pipá un relato heredero de la picaresca y que reúne «muchos de los lugares comunes de la narración sensiblera, tan abundante en las columnas de la prensa decimonónica en forma de folletín» (Antonio Ramos-Gascón). Pero además de los aspectos de crítica social y moral del relato, es destacable la capacidad de Clarín para expresar con verosimilitud el mundo interior de Pipá. El final duro del cuento nada tiene que ver con lo habitual en la literatura infantil, en la que casi no encontramos protagonistas-niños que mueran al final: puede morir algún amigo del protagonista, como el pequeño Nemecsek en Los muchachos de la calle Pal, de MOLNÁR, o los héroes de algunos de los de los cuentos que se incluyen en Corazón, pero no el protagonista central, pues el público destinatario no lo acepta fácilmente. El cuento de SÁNCHEZ SILVA, Marcelino pan y vino, rompió este molde porque sólo es posible un cierto buen sabor de boca con la visión sobrenatural que da la fe, que garantiza para Marcelino un más allá mucho mejor que lo que deja. Pero a Pipá, parece decirnos Clarín, lo que le aguarda más allá ha de ser, por fuerza, mucho mejor que lo de acá, sin necesidad de dar ningún sentido trascendente a su relato. Es el lector el que ha de ponérselo, si lo tiene, pero en cualquier caso Clarín le narra un cuento que le puede ayudar a discernir el bien del mal, aunque también sea cierto que «entre el bien y el mal, en cuestión de hazañas no suelen distinguir los niños, y muchas veces tampoco los hombres: se ve que, para muchos, […] Napoleón es mucho más célebre que San Francisco de Asís».


27 enero, 2009
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