Escritor español. 1930-. Nació en Linares, Jaén. Estudió Derecho. Técnico de Administración civil. Autor de varios libros infantiles y juveniles.
La espada y la rosaMadrid: Alfaguara, 1998, 27ª impr.; 133 pp.; col. Juvenil Alfaguara; ISBN: 84-204-4759-5. Nueva edición en Madrid: Loqueleo, 2016; 160 pp.; ISBN: 978-8491220565. [
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Baja Edad Media. Al monasterio en ruinas donde viven el ermitaño Martín y el joven Moisés, llega Gilberto, un caballero enfermo, antiguo cruzado. Recuperada la salud, Gilberto reemprende su peregrinación a Santiago acompañado por Moisés. En una parada del viaje, Gilberto descubre una señal en el cuerpo de Moisés, que le revela su origen noble. Decide, por esa razón, desandar el camino para llevarle a sus posesiones. Jalonan el relato multitud de relatos cortos, contados por diversos personajes.
Empleando el viaje como imagen de la vida y como forma de conocimiento, y recurriendo a textos literarios de la época, el autor efectúa una creíble reconstrucción de la Edad Media. A lo largo del camino se van poniendo en boca de unos y otros distintas leyendas populares, que se integran con fluidez en una narración que conjuga sencillez y profundidad. El narrador, Moisés, habla de una época en la que viven entremezcladas supersticiones y verdadera religiosidad, brutalidad y delicadeza de espíritu, y reflexiona con perplejidad pero con fe ante la realidad del sufrimiento humano: «Señor y Dios mío, ¿cómo puedes permitir que ocurran cosas como éstas? ¿Por qué permites que existan criaturas tan desgraciadas como Jacques? […] Acaso no se sienta tan desgraciado como yo lo veo. Nadie puede conocer los designios del Señor ni hasta dónde puede alcanzar su misericordia».
El ideal caballeresco
Este relato muestra cómo construir una historia sencilla sin falsear la realidad histórica, para lección de no pocos autores de novelas infantiles y juveniles. Al final de su relato, el autor cita las fuentes que ha utilizado y, entre ellas, se refiere a la obra del historiador holandés Johan Huizinga titulada El otoño de la Edad Media, un libro de referencia por la ecuanimidad y profundidad de sus juicios, y por la sabiduría literaria con la que están engarzadas multitud de anécdotas y textos de la época. El resultado es un cuadro vivísimo de todos los aspectos de un tiempo contradictorio, marcado por el ideal caballeresco, un ideal estético, «hecho de fantasía multicolor y sentimentalidad elevada», y un ideal moral de piedad y de virtud… que continuamente fracasa pues no en vano su núcleo es «la soberbia embellecida». Por supuesto, dice Huizinga, «la caballería no habría sido el ideal de vida de varios siglos si no hubiesen existido en ella altos valores para la evolución de la sociedad, si no hubiese sido necesaria social, ética y estéticamente. […] Es como si el espíritu medieval, en su sangriento apasionamiento, sólo pudiese ser encarrilado colocando muy alto el ideal; y así lo hizo la Iglesia, y así lo hizo el espíritu caballeresco. […] Sin embargo, cuanto más poseído está un ideal de cultura por la aspiración a las más altas virtudes, tanto mayor es la discrepancia entre la forma de la vida y la realidad. El ideal caballeresco, con su contenido todavía medio religioso, sólo podía ser profesado por una época capaz de cerrar los ojos a la fuerza de las realidades, por una época susceptible de las mayores ilusiones».
15 marzo, 2006