Escritora española. 1903-1988. Nació en Logroño. Sobrina de Ramón Menéndez Pidal, creció en un ambiente literario. Se casó muy joven, tuvo dos hijos y se separó luego de su marido. Años más tarde se unió a Rafael ALBERTI y, junto con él, viajó mucho y desarrolló una combativa e intensa actividad política de promoción de las ideas comunistas. Debió exiliarse después de la guerra civil española y residió en México, Argentina e Italia. A lo largo de su vida escribió artículos, libros de relatos, biografías noveladas, guiones para cine, etc. Volvió a España en 1977. Falleció en Madrid.
Cervantes, el soldado que nos enseñó a hablarAlcalá de Henares: Universidad de Alcalá de Henares, Servicio de Publicaciones, 2004; 244 pp.; introducciones de Luis García Montero y Benjamín Prado; ISBN: 84-8138-606-5.
Redactada en los años sesenta, pero publicada mucho más tarde, quizá sea la obra de la autora que tiene más vigencia. Tiene una prosa viva y rica que respira entusiasmo y con la cual María Teresa León reconstruye diálogos y dibuja escenas que pudieron inspirar a Cervantes algunos pasajes de Don Quijote. Cualquiera que conozca la obra de Cervantes sin duda la disfrutará.
Rosa-fría, patinadora de la lunaMadrid: Ediciones de la Torre, 1990; 125 pp.; col. Alba y mayo, Narrativa; ilust. de Rafael ALBERTI; introd. de María Asunción Mateo; ISBN: 84-86587-79-4.
Nueve cuentos de fantasía poética con acentos surrealistas.
Entre las colecciones de relatos de la autora se suelen destacar los contenidos en Rosa Fría, patinadora de la luna. Están basados en juegos de palabras y en canciones de niños, y en ellos la imaginación se despliega sin restricciones y hablan los animales, el viento, la luna, etc. Están escritos con una prosa musical en la que abundan los diminutivos y los versos disimulados y que, para el gusto actual, por el carácter vanguardista que tuvo en su momento, suena muy artificiosa. En la introducción a Cervantes, el soldado que nos enseñó a hablar, Benjamín Prado hace un estudio extenso de la vida y obra de María Teresa León y en él indica que esos cuentos tienen influencias de GARCÍA LORCA, de Gerardo DIEGO, de los poemas creacionistas de Vicente Huidobro sobre todo, de las novelas surrealistas de Francisco Ayala, y por supuesto de la poesía de Alberti, de donde vienen el título del libro y algunos de sus temas y personajes. También decía Carmen BRAVO-VILLASANTE que en esos relatos se contienen huellas de la pintura de Marc Chagall y, en menor medida, de las de Picasso y Joan Miró. Interesantes históricamente para los estudiosos pero, ya se ve, no aptos para cualquiera ni, mucho menos, para lectores infantiles.
11 febrero, 2006