DANA, Richard Henry

DANA, Richard HenryAutores
 

Escritor norteamericano. 1815-1882. Nació en Cambridge, Massachusetts. Después de abandonar Harvard en 1831 por enfermedad, decidió embarcarse para vivir como marinero durante dos años y así poder contarlo luego. Terminado su viaje se graduó en Derecho y ejerció su profesión. Escribió un manual legal para marineros, fue un destacado abolicionista, ejerció cargos políticos, viajó mucho. Falleció en Roma.


Dos años al pie del mástil: relato personal de la vida en la mar
Barcelona: Alba, 2001; 572 pp.; col. Alba clásica; trad. de Francisco Torres Oliver; ISBN: 84-8428-069-1. Nueva edición en 2017; col. Minus; ISBN: 978-8490653319. [Vista del libro en amazon.es]

Relato autobiográfico. El autor parte de Boston en 1834 siendo marinero raso en el bergantín Pilgrim. Realiza la travesía Boston-Cabo de Hornos-California, en la que aprende todos los pormenores del oficio y se familiariza con la vida de un barco y el modo de vida de los tripulantes. Dos años después regresa en el buque Alert.



En su Autobiographical Sketch de 1841, el autor dice que no sabría explicar bien los motivos que le impulsaron a embarcarse: si fue por alejarse de su familia un tiempo, por deseos de cambiar de actividad, por pasión por la aventura, por deseos de curar su vista… Lo cierto es que su relato, basado en el diario que llevó durante todo su periplo, es una descripción de las menudencias de la vida de a bordo y del trabajo portuario, así como de su aprendizaje para llegar a convertirse en marinero de verdad. Aunque la historia sea muy técnica —son multitud los términos y las operaciones marineras, bien explicadas en un apéndice final—, es también atractiva porque hay tensión en las muchas cosas que suceden, y porque su autor sabe contarla bien, perfilando con acierto a los personajes y añadiendo jugosas y oportunas observaciones.

Con este libro, que ya influyó en autores de su época como COOPER o MELVILLE, se inició el realismo narrativo en esta clase de relatos. Cualquier lector aprecia enseguida que tiene delante una historia confeccionada con cuidado para transmitir la realidad de la vida en el mar: los aspectos del trabajo y de la vida cotidiana, como aprender a remendarse la ropa, una labor indispensable para un marinero; los mandatos de los oficiales, a veces despóticos, otras veces correctos, pero ante los cuales «un marinero no puede hacer otra cosa que obedecer»; el trato entre los tripulantes en sus diversas manifestaciones, y en el que a veces abundan anécdotas y chistes zafios, sí, «pero que quizá no son ni peores ni más groseros que los que cuentan los caballeros bien vestidos en sus clubes»… Y una soledad enorme, un trabajo durísimo, un riesgo continuo al que uno se acostumbra también: después de una ocasión en la que siente que ha salvado la vida por un pelo, el narrador señala que, «sin embargo, “igual da por poco que por mucho”, como tienen ocasión de decir a menudo los marineros. Salvarse por los pelos es motivo de broma a bordo de un barco. Uno haría el ridículo si pretendiera tomárselo en serio. El marinero sabe demasiado bien que su vida pende de un hilo para estar recordándoselo siempre; así que si alguien salva el pellejo de milagro se lo guarda para sí, o bromea sobre el particular».


5 febrero, 2006
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