Los hermanos Karamázov es la obra de Dostoievski en la que todas confluyen. Sin duda, en ella más que en ninguna otra de sus novelas, dice Joseph Frank, queda clara una de las cualidades más sobresalientes de Dostoievski como novelista: «su capacidad no sólo de pintar caracteres con un escrupuloso realismo social y psicológico sino también de vincular sus conflictos y dilemas con una exploración de los problemas últimos de la existencia humana: las preguntas “malditas”, que tradicionalmente han sido planteadas (y contestadas) por la religión». Entre otras, si el fundamento de la moral es el temor de Dios o la solidaridad humana como quieren los moralistas sin Dios; el problema de la responsabilidad moral y la gravedad del crimen en la intención; la culpabilidad ante Dios y la solidaridad de todos en la culpa… Además, es una de las obra más perfectas jamás escritas para ilustrar los horrores morales que sobrevienen cuando se destruyen los lazos familiares.
La novela se compone de doce libros y un epílogo. Sus protagonistas son los Karamázov, el padre y cuatro hijos de personalidades muy distintas. Alioscha es el pequeño e inocente; Iván es inteligente y frío; Dmitri es iracundo y pasional; Smerdiákov es un hijo bastardo y resentido. Hay varios conflictos entre ellos debidos a distintas cosas: a la historia de Smerdiákov y su madre; a la disputa por la herencia entre Dmitri y su padre; a los amores por la misma mujer entre el padre y Dmitri y entre Dmitri e Iván… Por supuesto, hay más personajes y relatos engarzados en el hilo principal, el del asesinato del padre y los niveles de complicidad de los distintos hijos. Para escribir esta historia Dostoievski se inspiró en un joven a quien había conocido en el presidio: allí estaba condenado por parricidio pero años más tarde se descubrió que no era culpable; parece que algunos rasgos de Dmitri Karamázov son los de aquel presidiario. Además, cuando estaba preparando la novela, falleció su hijo Aliosha, de tres años, debido a la epilepsia que sufría: un suceso parecido le ocurrirá, en la novela, al capitán Snegiriov y, además, Dostoievski hará que su principal héroe se llame Aliosha también.
De forma incluso más explícita que en sus otras obras, en Los hermanos Karamázov Dostoievski plantea el combate indirecto entre las ideas que desea tratar, no con argumentos explícitos sino mediante la dramatización de sus consecuencias en el destino de sus personajes, y lleva hasta el extremo uno de sus rasgos formales más destacados: el de renunciar a usar una voz autoritaria en su historia y, a cambio, presentar una gran variedad de puntos de vista. Lo consigue haciendo hablar a cada uno de sus personajes, a veces dejando que haya tramos extensos narrados por ellos mismos, de forma que se ponga de manifiesto cuál es su personalidad; y abandonando la trama principal a veces para entrar en las vidas y el mundo interior de otros secundarios que, al menos en principio, el lector no considera importantes pero que iluminan lo que desea transmitir el autor.
Fiódor Dostoievski. Los hermanos Karamásovi (Братья Карамазовы, 1879), en Obras Completas, tomo III. Barcelona: Aguilar, 1949, 4ª ed.; 598 pp.; trad., introd., prólogos, notas y censo de personajes, de Rafael Cansinos Asens. Edición en dos volúmenes, titulada Los hermanos Karamázov, en Madrid: Alianza, 2006; 504 y 688 pp.; col. Bolsilllo Literatura; trad. de Augusto Vidal Roget; ISBN: 978-8420660639 y 978-8420660646. Otra edición está en Barcelona: Alba, 2013; 1008 pp.; col. Clásica Maior; trad. de Marta Rebón, Fernando Otero, Marta Sánchez-Nieves; ISBN: 978-8484289210. [Vista de esta última edición en amazon.es]