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BARRIE, James Matthew

Peter Pan-novela reúne las cualidades de las narraciones orales, de los cuentos de hadas, de las novelas del Oeste como las de COOPER [1], y de las novelas de piratas como las de BALLANTYNE [2] o STEVENSON [3]. Así, sus piratas son una parodia de los de La isla del tesoro [4]; la isla de «Neverland» recuerda La isla de Coral [5]; la persecución furiosa entre Garfio y el cocodrilo semeja la del capitán Ahab y Moby Dick [6]; los Niños Perdidos son como los siete enanitos de Blancanieves [7]

Peter Pan-personaje ha llegado a convertirse en un mito que resume la evocación nostálgica de la infancia, los contradictorios anhelos infantiles de aventura y de seguridad, la capacidad en esa etapa de la vida para soñar sin restricciones, el sentido amenazador del paso del tiempo (en el cocodrilo que siempre lleva un reloj)… Barrie formula la necesidad de madurar y realiza observaciones certeras sobre los comportamientos tanto de los niños como de los adultos. Por ejemplo, cuando indica que los niños «a lo único que piensan que tienen derecho cuando se le acercan a uno de buena fe es a un trato justo. Después que uno haya sido injusto con ellos seguirán queriéndolo, pero después nunca volverán a ser los mismos. Nadie supera la primera injusticia: Nadie salvo Peter».

El lenguaje poético, sugerente y suavemente irónico, es otro de los méritos de Peter Pan: «Las estrellas son hermosas, pero no pueden participar activamente en nada, tienen que limitarse a observar eternamente. Es un castigo que les fue impuesto por algo que hicieron hace tanto tiempo que ninguna estrella se acuerda ya de lo que fue. Por ello, a las más viejas se les han puesto los ojos vidriosos y rara vez hablan (el parpadeo es el lenguaje de las estrellas), pero las pequeñas todavía sienten curiosidad».

Los países de Nunca Jamás son muy distintos

Al País de Nunca Jamás, el mundo de los sueños de los niños, se llega, nos dice Peter Pan, cogiendo la «segunda a la derecha y luego todo recto hasta la mañana». Aunque, según parece, hay muchos países de Nunca Jamás, Barrie se atreve a señalar que «es siempre una isla, más o menos, con asombrosas pinceladas de color aquí y allá, con arrecifes de coral y embarcaciones de aspecto veloz en alta mar, con salvajes y guaridas solitarias y gnomos que en su mayoría son sastres, cavernas por las que corre un río, príncipes con seis hermanos mayores, una choza que se descompone rápidamente y una señora muy bajita y anciana con la nariz ganchuda. […] Como es lógico, los Países de Nunca Jamás son muy distintos […] pero en general tienen un parecido de familia y si se colocaran inmóviles en fila uno tras otro se podría decir que las narices son idénticas, etcétera. A estas mágicas tierras arriban siempre los niños con sus barquillas cuando juegan. También nosotros hemos estado allí: aún podemos oír el ruido del oleaje, aunque ya no desembarcaremos jamás».

Cosas imposibles en el país de las hadas

Merece la pena recordar la observación que CHESTERTON [8] hace a propósito de Peter Pan. Para explicar cómo el sentimentalismo es el esfuerzo de combinar una verdad y una falsedad a la vez, cómo no significa el reconocimiento del sentimiento como algo positivo sino el olvido de otras realidades que también están en juego, pone como ejemplo la decisión final de Peter Pan:

«Lo que realmente está mal en esa deliciosa obra maestra es que Barrie hizo una pregunta y debió haberla contestado. Pero no pudo decidirse a contestarla o, mejor dicho, no podía contestar sí o no en una misma palabra». Peter Pan podía escoger llegar a ser normal con Wendy o permanecer inmortal sin ella, «pero esa era la bifurcación del camino y ni siquiera en el país de las hadas se puede pasar por dos caminos a la vez. El verdadero error del sentimentalismo en este cuento de hadas es el compromiso que se sella finalmente, por medio del cual él quedará libre para siempre, pero se reunirá con su amiga mortal una vez al año. Como la mayoría de los compromisos prácticos, es la menos práctica de todas las posibles vías de acción». Pues cuando Wendy tenga noventa años a Peter Pan le habrá parecido que sólo ha pasado media hora…

Nota:
La cita de G. K. Chesterton está en «Acerca del sentimiento», Charlas [9] (Generally Speaking, 1928); Obras completas, Barcelona: Plaza & Janés, 1967; 1676 pp.; trad. de José Luis de Izquierdo.