El primer escritor-recopilador de cuentos populares que, más o menos, los dirigió a los niños fue Charles Perrault [1]. Y su acierto ha quedado probado por la duración y aceptación popular de sus versiones de Caperucita [2], Cenicienta [3], La Bella Durmiente [4], El Gato con Botas [5], y otros.