No es necesario insistir en que J. D. Salinger [1] es un autor clave. En el comentario que hago a El guardián entre el centeno [2], en el apartado «¿Saber lo que me gustaría ser?», hago notar una conexión entre un texto clave de Chesterton [3] en Ortodoxia [4], con el contenido central de aquella novela y con el de El señor de las moscas [5], de William Golding [6].