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Somebody’s Luggage (1862) y La señora Lirriper (1864)

En un comentario a varios relatos cortos de Dickens [1], Chesterton [2] apunta cómo algunos de sus mejores textos están, dentro de sus historias, en tramos que son narraciones ligeras con rasgos que podrían llamarse periodísticos.

Un ejemplo está en Somebody’s Luggage, cuyo narrador, que orgullosamente comienza indicando que viene de una familia de camareros y que actualmente tiene cinco hermanos y una hermana, todos ellos camareros, nos habla de las obligaciones y de la dignidad de un camarero en el capítulo inicial. Este soliloquio acerca de los verdaderos principios del «camarerismo» es una sátira verdaderamente magnífica comparable, por ejemplo, con la descripción que hace Mr. Bumble (Oliver Twist [3]) de los cuidados que dan en el orfanato cuando afirma que allí dan a los pobres lo que no desean y así nunca vuelven. O con la descripción que hace Mr. Podsnap (Nuestro común amigo [4]) de la Constitución británica que la Providencia concedió a los ingleses. O con la genealogía de los Chuzzlewit o las escenas neblinosas que abren, respectivamente, Martin Chuzzlewit [5] y Casa desolada [6].

Otro ejemplo es el de los dos libros que dedicó a La señora Lirriper —donde Dickens firma varios capítulos pero no todos, pues algunos amigos suyos añadieron otros—, una mujer que, a la muerte de su marido, abre una pensión, en Londres, para pagar a sus acreedores e iniciar una nueva vida. Si tiene mal genio es a menudo por las razones por las que las mujeres tienen mal genio («supongo que por las exasperantes cualidades del otro sexo», dice Chesterton), y si es tacaña no se le puede reprochar, pues si un marido hace de la generosidad un vicio es necesario que la esposa haga de la avaricia una virtud…

En relatos así se ve la diferencia entre Dickens y muchos novelistas modernos: estos intentan hacer novelas largas a partir de personajes sutiles, sin darse cuenta de que los personajes sutiles enseguida se terminan porque se construyen hacia el interior y allí terminan muriendo, mientras que los personajes simples tienen una energía y una frescura inextinguible porque, como han de construirse hacia el exterior de sí mismos, resultan expansivos y viven siempre.

Charles Dickens. Somebody’s Luggage [7] (1862).
Charles Dickens.
Mrs. Lirriper’s Legacy [8] (1863) y Mrs. Lirriper’s Lodgings [9] (1864). Edición en castellano de ambos, con el título La señora Lirriper, en Barcelona: Alba, 2010; 424 pp.; col. Alba Clásica; trad. de Miguel Temprano García; ISBN: 97884-84285694.