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La línea

Hay muchos álbumes que dejan constancia de cómo es, o de qué formas puede tomar, el mundo imaginativo del niño. Uno excelente, también porque parece sencillísimo, es La línea, de Claudia Rueda [1].

Comienza con una doble página con fondo de papel cuadriculado, como de cuaderno escolar, en la que vemos una línea y en la que leemos «Había una vez una línea…». En las siguientes dobles páginas se nos dice «que se aburrió de dar tantas vueltas / y escapó de la clase», «atravesó la ciudad», «y trepó a las altas montañas», mientras la vemos tomar las formas de lo que van diciendo las palabras… Cambia la tipografía cuando alguien sorprende a quien está trazando la línea y le devuelve a la realidad.

Álbum construido con pocos elementos gráficos y mucho talento para entrar en la imaginación del protagonista y para estimular el interés del lector. Tiene además un excelente desenlace. Puede añadirse a esa familia de álbumes a la que pertenecen el también titulado La línea [2], o Harold y el lápiz morado [3]… y, aunque sea un poco distinto, un nuevo álbum de Suzy Lee [4] titulado Líneas [5], que también habla de la identificación del protagonista con las líneas que traza…

Claudia Rueda. La línea (2016). Barcelona: Océano Travesía, 2016; 40 pp.; col. Primeras travesías; ISBN: 978-607-527-055-5. [Vista del álbum en amazon.es [6]]