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Una devastadora acusación

Una de las líneas de fuerza de la citada ¡El autor, el autor! [1], se condensa en un párrafo en el que se cuenta algo que le había contado a Henry James [2] un día Flaubert «al referir con sosiego una devastadora acusación formulada por la madre del francés, y sin ánimo de negar su veracidad: “Tu manía de hacer frases te ha secado el corazón” había escrito la señora Flaubert a su hijo. Ya entonces, y aunque estas palabras iban dirigidas a otro hombre, había sentido el pequeño escrúpulo aprensivo de que algún día pudieran achacárselo a él, porque compartía con Flaubert la manía de las frases, de hacer frases de un equilibrio perfecto, una construcción intrincada, una cadencia sutil y un sentido de una densidad tan apretada como un relleno de carne».

David Lodge. ¡El autor, el autor!