Historia muy amable y, gracias a unos dibujos realistas excepcionales, también divertida. Tal vez debido a la técnica propia de la ilustradora —dibujos a lápiz sobre grabados realizados con madera—, las escenas están parcial y suavemente coloreadas: sólo los trajes y la manta de Amos, algunos muebles, los animales, una zona del autobús… Pero ese aspecto de imágenes delicadas, y como inacabadas, también contribuye a que sea muy natural la introducción de los animales en la vida de la ciudad —su ida en autobús a ver a Amos, por ejemplo—. Pequeños toques en los gestos de los personajes y algunas acciones amables de los animales con Amos —jugar al ajedrez, ofrecerle un pañueño…—, le dan un gran encanto al relato. Además, al final, hace un guiño a Buenas noches, luna [1] (que reconocerán muchos lectores norteamericanos, sobre todo). Hay una buena y completa reseña en este enlace [2].
Otros álbumes: Y de pronto es primavera [3], Si quieres ver una ballena [4], ambos con texto de Julie Fogliano.