- Bienvenidos a la fiesta - https://bienvenidosalafiesta.com -

LINDO, Elvira

Un modelo para las aventuras de Manolito y sus amigos es El pequeño Nicolás [1] de GOSCINNY [2]. También las ilustraciones tienen un aire de familia con las de Jean Sempé [3]. Las semejanzas son muchas: en el perfil de algunos personajes, en el modo de narrar algunos sucesos, y también en la fabricación de algunas escenas verdaderamente hilarantes, como el concurso de disfraces de distintos colegios del barrio, en el que Manolito y sus amigos esperan «machacar a todos los niños de todos los colegios del barrio con nuestros trajes de superpalomas de la paz». Las diferencias están en que Manolito Gafotas gasta un humor más local que el de Nicolás, en el que lo único local es el cruasán; más circunstancial, por las referencias del momento («mi madre estaba blanca como Morticia, la de la Familia Adams»); más apoyado en el lenguaje de argot («mi abuelo mola mucho, mola un pegote»; «mundo mundial», «rollo repollo»); y más próximo pero menos elegante (como se nota en algunos sucesos y algunos nombres: el Imbécil, Susana Bragas-Sucias…).

Todo se joroba en la práctica

Una de las cosas destacables de Manolito es su espontaneidad, quizá por su origen radiofónico, que sin duda divierte y hace pensar. Así, muestra el modo de razonar del niño: «En mi colegio dicen que hay muchos presentadores de los telediarios que no tienen piernas y que por eso se hacen presentadores de telediarios, porque las piernas no les hacen falta»; revela cómo influye el cine y la televisión en la visión que tiene el niño de la realidad, al contarnos que «al Orejones, como sus padres se han separado, le ha llevado su madre a la psicóloga para que no tenga un trauma terrible y de mayor no se haga un asesino bastante múltiple»; hace sentir la decepción que se sufre ante la distancia que separa lo imaginado de lo real: «Me imagino pegando unos saltos tipo Kárate Kid en el cañón del Colorado, pero luego todo se joroba en la práctica, no me lo explico. Mi abuelo dice: “Así es la vida”». Eso sí, también a veces se notan guiños al lector adulto que un niño narrador jamás haría.

Más relatos

La colaboración entre los mismos autores, escritora e ilustrador, dio lugar también a una serie de pequeños álbumes para primeros lectores sobre distintos sucesos cotidianos protagonizados por una niña llamada OLIVIA (Madrid: SM, 1996-1998; 22 pp.; col. Cuentos de ahora). La sencillez de argumentos y de lenguaje no va en detrimento de la calidad, sino al contrario: Olivia podría ser más duradera en el tiempo que su deslenguado y promocionado hermano mayor.