Los tres primeros son álbumes con espectaculares y bien compuestas ilustraciones que destacarían más en ediciones de formato grande.
Pigacín es una historia bonita en sí misma donde, aunque no sea lo más importante del relato, también se ve que ser pequeño puede tener ventajas. Las imágenes del fondo del mar, unas de página entera y otras que ocupan la doble página, son enormemente vistosas.
Zap, un pez pintado es un álbum de argumento inusual. El toque posmoderno de ver al propio pintor pintando viene obligado esta vez por un argumento que va más lejos de lo normal en este tipo de relatos pues el pequeño Zap se plantea cuestiones de altura: «¿Y si el Universo era un simple decorado pintado, como la pecera, o el dedo, o la niña que leía un libro sobre un pez llamado Zap?», y… «¿quién había pintado a Paz la pintora?». La resolución se acomoda bien a la realidad: hay cuestiones difíciles de comprender para un pequeño pez pintado…
Amigos de verdad es un relato amable, contado en versos que componen un romance, que pretende destacar el valor de la amistad y que pone de relieve, también, el talento particular y la querencia de la ilustradora por las escenas de fondos marinos.
El oso y la solidaridad, un título explícitamente educativo como todos los de la misma colección, aparte de ser un ejemplo más de lo bien que «dan» los osos como protagonistas de relatos infantiles, es una historia graciosa y amable, con unas atractivas ilustraciones en acrílicos que contienen detalles simpáticos en los que fijarse.
Otros libros: Dos amigos [1], ilustrado por Józef WILKOŃ [2]; Un bicho raro [3], ilustrado por Emilio URBERUAGA [4].
Otros libros: Blanquito, [5] con texto de José MORÁN [6]; La vuelta al mundo del ratón Pérez [7], con texto de José Manuel Pedrosa; Versos del mar [8], con textos de Carlos Reviejo [9] y Javier Ruiz Taboada.