Relato que combina humor, fantasía y aventura. El incitante comienzo, un extraño personaje rescatado del océano junto con un artefacto formado por multitud de globos, deja paso a las explicaciones de un sabio pintoresco. W. W. Sherman hará todo un despliegue de conocimientos aeronáuticos en relación con el globismo, y defenderá con pasión un medio de transporte imprevisible pero siempre silencioso («a excepción de las raras ocasiones en que se puede escuchar el fantasmagórico silbido del viento al rozar las cuerdas»). Además, el lector conocerá una civilización no perdida, pero sí desconocida para el mundo, donde una serie de familias han organizado su vida ordenadísimamente gracias a disponer de recursos ilimitados de diamantes… Las excelentes ilustraciones del mismo Du Bois, elegantes y detalladas, meten al lector en el relato.
Quien desee averiguar de dónde procede la pasión de William Waterman Sherman por los globos, debe acudir a la obra con la que VERNE [1] da comienzo a sus Viajes extraordinarios: Cinco semanas en globo [2]. En esa novela, compuesta en el momento de los grandes viajes al centro de África, queda claro que ni diligencias, ni barcos de vapor, ni ferrocarriles: «¡Donde esté un globo que se quite lo demás! —dice uno de los viajeros—. ¡No se siente el movimiento y la naturaleza se toma la molestia de extenderse a tus pies!».
Entre muchos otros libros, Du Bois puso ilustraciones a Twenty and Ten [3], Claire Huchet BISHOP [4].