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WYSS, Johann David y Johann Rudolf

Esta novela de acontecimientos extraordinarios, fantasía desbocada y sentido práctico, tuvo que nacer en Suiza, patria de grandes pedagogos, y tuvo que ver la luz en pleno auge del Romanticismo. Su origen fueron las páginas escritas por Johann David Wyss para sus hijos; fue ilustrada por su hijo mayor, Johann Enmanuel y retocada y enviada a la imprenta por el segundo, Johann Rudolf.

El impacto enorme que causó fue debido a que daba varias vueltas de tuerca más a las novelas robinsonianas, entonces en auge. Así, era una exposición de todo un parque natural con descripciones minuciosas de animales y plantas; por primera vez se daba gran protagonismo a los chicos, como años más tarde haría VERNE [1] en Dos años de vacaciones [2]; el mismo planteamiento encerraba grandes posibilidades para la ironía, algo que también explotaría Verne con Escuela de Robinsones [3]. Un importante factor para su popularidad fue la gran aceptación que tuvo en EE.UU.: desde que se tradujo por primera vez al inglés, en 1814, se editó y reeditó numerosísimas veces, no siempre con el respeto debido a la venerable edad del libro.

El procedimiento de los esquimales

Como muestra del espíritu positivo y amable que recorre todo el relato, véase cómo explica Federico a su padre una escapada que hizo: «Ante todo, querido padre, debo rogarte que me perdones por haberme marchado sin tu autoridad, pero hace tiempo que deseaba reconocer las peñas en que maté la morsa y otros lugares todavía desconocidos, y si me lo hubierais prohibido no habría sabido desobedecerte».

El fecundísimo ingenio y la exhaustiva preparación de los náufragos suizos de aquél tiempo, queda de manifiesto cuando preguntan a Federico cómo ha podido arreglárselas para traer tanta carga en una canoa tan pequeña, y el chico responde, como si nada, «pensé en el procedimiento que, en tales casos, emplean los esquimales, y que consiste en introducir aire entre el cuero y la carne del animal para que se infle y flote en el agua».