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HOBAN, Russell

El autor y la ilustradora, que entonces era su mujer, se hicieron famosos con su serie sobre Frances, que comenzó en 1960 con Bedtime for Frances, donde presenta con simpatía y agudeza la vida familiar y algunas cuestiones educativas habituales entre los niños. Los relatos se distinguen de otros semejantes por la calidad del texto, apropiado para leer en voz alta, y también por la calidad de unas ilustraciones que, con gran simplicidad de líneas, atrapan bien las reacciones y sentimientos de los personajes. Quizá el más popular sea Bread and Jam for Frances, un argumento cuyo núcleo de un modo u otro aparecerá luego en muchos otros álbumes como, por ejemplo, el conocido Inés del revés [1], de Anita JERAM [2].

Sin embargo, la mayor contribución del autor a la literatura infantil y juvenil se considera El ratón y su hijo, un relato ambicioso e imaginativo, todo un hito dentro de los viajes fantásticos a lo Alicia y dentro de las historias de juguetes que cobran vida. Con una prosa rica y rítmica, cuyos matices y sonoridad son difíciles de trasladar al castellano a pesar de que la traducción en este caso sea excelente, el autor recoge con agudeza los distintos sentimientos de los protagonistas, y acierta plenamente al dibujar las personalidades del pequeño ratón, siempre impulsando a su padre a una búsqueda continua de independencia y de vida familiar, y las de algunas otras figuras, en especial la del tirano manipulador Rata Manny.

De todos modos, debe decirse que no es una novela fácil. Requiere un lector que aprecie la peculiar mezcla de géneros que hace Hoban: relato satírico, novela picaresca, cuento fantástico, eslóganes periodísticos y publicitarios, reflexiones filosóficas, parodia de obras teatrales de Samuel Beckett… Así, cuando los ratones le piden a C. Serpentina, una tortuga, que les dé cuerda, la tortuga mira la llave y pregunta qué hay que hacer:

«—Llave por Girar igual a Ir —dijo el ratoncito.

—¿Ir? —dijo el galápago sin parar de dar tarascadas—. ¿Ir adónde? Puesto que este lodo es como todo otro lodo, podemos inferir que otro lodo es como este lodo, lo que equivale a decir que un lugar es todos los lugares y todos los lugares son uno. Así que estando aquí estamos en todas partes a la vez, y no hay lugar alguno adonde ir. Dar cuerda es, por tanto, inútil».