- Bienvenidos a la fiesta - https://bienvenidosalafiesta.com -

LEE, Suzy

Zoo es un álbum cuya composición en dos planos recuerda Come away from the water, Shirley [1], y cuyo toque final, ¡en la contracubierta!, es como el de El Expreso Polar [2] o Mi dinosaurio [3], una prenda de que lo vivido no fue un sueño. También, como en un álbum posterior, Sombras, habla de la riqueza del mundo imaginativo de un niño, y como en La ola también queda implícito que un niño puede jugar libremente si, al fin, sus padres están allí. Además, naturalmente, indica el entusiasmo que un niño puede sentir más por la naturaleza real que por la enjaulada, por más que pueda comprender mejor la primera gracias a la segunda.

Los otros tres álbumes son algo distintos porque no tienen texto con palabras y porque, tal vez debido a sus argumentos algo más sencillos y a su aparente simplicidad compositiva, tienen una mayor capacidad de llegar al corazón. Pero también en ellos la autora demuestra un talento particular para sacar una buena historia de un incidente pequeño y para exprimir al máximo los rasgos propios del álbum ilustrado como medio propio.

Las ilustraciones son dibujos a carboncillo sobre fondo blanco, que están llenos de dinamismo y captan muy bien los movimientos y miradas y sentimientos de las protagonistas, y acuarelas encima de los dibujos, en tonos naranja en Espejo, en tonos azules en La ola, en el amarillo de la luz incandescente en Sombras. Se usa el paso de página y la doble página para estructurar las ilustraciones y las historias. En Espejo son extraordinarias las dobles páginas finales de la ruptura del espejo, como lo es por otros motivos la doble página central en blanco. En La ola resulta magnífico el cambio del cielo, de blanco a azul, cuando la ola ha traspasado el centro de la doble página. Sombras, que tiene como protagonista a la misma niña, está gráficamente muy bien pensado pues, desde que se abre hasta que se cierra, en ambos casos con un «¡Click!», encajan bien todos los pasos.

Espejo habla del momento en que una niña deja de serlo y percibe que su yo real y su imagen van por caminos diferentes; es interesante pensar que la última imagen podría mostrar sentimientos opuestos… La ola puede leerse como una metáfora del gozo y del riesgo propios del conocimiento del mundo, que se puede abordar con seguridad gracias a la presencia de una madre detrás, a la que no se ve más que al comienzo y al final. El argumento de Sombras se puede alinear con Donde viven los monstruos [4] por la forma en que la protagonista entra en su propio mundo imaginativo, y con las historias en las que los juguetes cobran vida propia cuando nadie les ve. Además, incluso más que La ola y Espejo, puede presentarse como una historia de las que captura muy bien el abandono entusiasta con el que un niño se deja llevar por los juegos que crea con su imaginación.

Otros álbumes: El pájaro negro [5]; Pintores [6], con texto de Seung-yeoun Moon; Pregúntame [7], con texto de Bernard Waber; Líneas [8].

Otro libro de la autora sobre su trabajo es La trilogía del límite [9].