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GREEN, Roger Lancelyn

Basándose sobre todo en el libro original de Thomas MALORY [1] (La muerte de Arturo [2], 1485), la última de las novelas medievales sobre Arturo, pero reuniendo y unificando narraciones dispersas, el autor compone una versión actualizada y completa de las leyendas artúricas. Su tono, deliberadamente ingenuo, huye de todo guiño cómplice al lector adulto y presenta unos ideales caballerescos sin tacha, pero sin disimular sus quiebras. Al elegir un estilo así, Green parece querer decir no sólo que los fallos de los hombres no son achacables al ideal, sino también que las leyes de la trayectoria enseñan que cuanto más alto se apunta más lejos se llega.

Un prólogo del autor explica el origen de los distintos relatos que ha engarzado y justifica el interés de su trabajo: «Con las grandes leyendas pasa lo mismo que con los mejores cuentos de hadas: cada época debe volver a contarlas, pues siempre hay en ellas algo nuevo por descubrir; cada reelaboración las presenta a la siguiente generación con renovada viveza y frescura, y es ahí donde radica su inmortalidad». El valor de la edición citada en primer lugar aumenta por contener ilustraciones hechas por Aubrey BEARDSLEY [3] para una edición del libro de Malory que se hizo en 1893.

Empuñar la espada con humildad

En Avalón, la Tierra del Misterio, donde Merlín esconde a Arturo, las hadas y los elfos «urdieron un hechizo puro y portentoso en torno a aquel niño, una magia de increíble poder. Tres dones concedieron a Arturo: el primero, ser el mejor de todos los caballeros; el segundo, ser el rey más grande que esta tierra jamás conozca; y por último, vivir muchísimos años, muchos más de los que nadie pueda llegar a imaginar». Y forjan para él Excalibur, «la espada de su derecho: la limpia y brillante hoja que sólo se ha de levantar en defensa de la justicia, que resplandecerá sobre la tierra hasta que llegue la hora en que sea reclamada de nuevo…». Pero sólo se la darán después de salir derrotado en uno de sus primeros combates, al que acudió con orgullo: «Ha llegado la hora señalada para que Excalibur llegue a vuestras manos —le dirá Merlín—, pues ahora asiréis su pomo con total humildad, y en adelante la desenvainaréis únicamente para defender la causa de la justicia».

Después de ser coronado, Arturo anuncia sus propósitos de combatir contra los sajones para expulsarlos, de construir castillos en la costa para que no vuelvan, de reconstruir las iglesias destruidas y levantar otras nuevas para mayor gloria de Dios. Y proclama que «nuestros caballeros recorrerán los caminos castigando a quienes estorben la paz o cometan felonías. Y si algún hombre o mujer se encuentra en apuros, o tiene quejas o sufre afrenta alguna, que venga a mí, ya sea el más elevado de mis barones o el más humilde de mis súbditos, pues nunca se dejará de remediar su mal o de atender su cuita». El narrador nos dice que Arturo levantó Logres, el Reino de la rectitud, el Reino de Dios sobre la tierra, y «estableció su capital en la ciudad de Camelot, que ahora llamamos Winchester», aunque desde los comienzos sabía que sólo duraría un tiempo, «hasta que vuelva a caer la oscuridad».

Más libros. Es autor de una excelente adaptación-resumen de todo lo que los clásicos cuentan acerca de Troya, La historia de Troya, [4] y de otra, de los demás mitos griegos, Relatos de los héroes griegos [5]. Además, es excelente su recopilación de relatos titulada El libro de los dragones [6].