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FERRARI, Andrea

Relatos bien armados y contados con lenguaje periodístico ágil. En todas ellas abundan los argentinismos coloquiales —morocha, petisa, pavada, chabón…—, algo que aumenta su sabor para un lector español.

En el primero no faltan toques más literarios como, por ejemplo, «mis mentiras eran transparentes como una ventana bien lavada». Los personajes y la trama en sí misma generan simpatía y curiosidad. El lector conecta fácilmente con la iniciativa de los vecinos que quieren salvar el pueblo y con la incomodidad de la familia que debe trasladarse allí, con la resistencia de los chicos y con los deseos de los padres tanto de ayudarles como de complacer al pueblo que les acoge tan bien. Se siente interesado por el complot y se divierte con él, en especial en las situaciones en que sabe por qué le ocurren a Mara las cosas que a ella le sorprenden, y también al ver a unos adultos llenos de buena voluntad pero enredados en unas operaciones un tanto chuscas.

El tirón de la segunda novela está en el interés que suscita el argumento, pues el lector pasa las páginas deseando saber qué ocurrirá después.

El camino de Sherlock está estructurado con saltos atrás y adelante para contar alternadamente los crímenes del presente y los sucesos del pasado. Se reflejan las dificultades de adaptación de un chico con cualidades intelectuales extraordinarias, y se muestran los efectos tan contraproducentes del comportamiento tonto de la madre y de su participación en el concurso televisivo. El narrador es atrayente porque, aunque a veces sea pedante y altivo como Holmes, suenan graciosas y resultan oportunas las citas con las que arma muchas respuestas. También lo es porque intenta verse y juzgarse a sí mismo con objetividad: «fue un periodo de mi vida en el que no sólo la pasé horriblemente mal sino que también me porté a menudo como un verdadero imbécil».

El diamante oscuro atrapa el interés y funciona bien, aunque no engranan del todo las dos vertientes del relato. La más conseguida es la de la vida cotidiana de los personajes mientras que la de «thriller» bordea los límites de lo improbable. Están bien dibujados los personajes de Alina y sus padres: se reflejan con verosimilitud y emoción contenida los problemas de comunicación que se les presentan y la forma en que Alina se bandea con ellos. Es más esquemático el personaje de Fred y, sobre todo en sus aventuras, abundan los pasajes con acentos peliculeros: después de las palizas que recibe resulta sorprendente que llegue vivo al final. El enganche de la historia también está en cómo una y otra vez se induce al lector a preguntarse, junto con los protagonistas, si quien tienen al lado es fiable o no, si quienes se acercan lo hacen con intención de ayudar o de traicionar.

Otros relatos: El increíble Kamil [1], Zoom [2], El círculo de la suerte [3].