Aunque a Buzzati se lo identifica, sobre todo, con la inquietante y poderosa novela El desierto de los tártaros (Il deserto dei Tartari, 1945), buena parte de su producción más valiosa son sus relatos breves, entre los que se incluyen los dos seleccionados aquí. En ellos aborda cuestiones como la muerte, la inmensidad espacial, el ansia de absoluto, el paso del tiempo, lo inextricable de ciertos acontecimientos… Y, como en sus obras mayores, también en ellos muestra su característico estilo sobrio e incisivo así como su buen humor escéptico, y deja un cierto regusto de pesimismo por su incapacidad de adelantar soluciones tranquilizadoras.
El secreto del Bosque Viejo, la segunda obra del autor italiano, es una especie de cuento de hadas, pues en él hay seres mágicos de los bosques y los árboles tienen un cierto carácter de seres sagrados. Podríamos llamarlo fábula, pues los animales y los vientos hablan con naturalidad e intervienen en la historia, y al final se desprenden unas cuantas enseñanzas. Tiene también un cierto carácter de relato de iniciación, pues habla del momento en que un niño abandona la infancia para ingresar en el mundo adulto. Sus acentos humorísticos, su viveza en la descripción del mundo interior de un verdadero «bosque animado», su presentación de los niños como seres privilegiados ante quienes el bosque abre sus riquezas, hacen que sea un relato apropiado para un público joven. Sin embargo, lo es más para lectores adultos pues, a fin de cuentas, de lo que principalmente trata es del paso del tiempo y de la inevitable llegada de la muerte, de las mezquindades y autoengaños de un hombre que se avergüenza de mostrarse como es. Algunos episodios son magníficos, el argumento está bien construido, algunos párrafos tienen verdadero aliento poético. También contiene observaciones que revelan el talante bromista del autor, como cuando nos cuenta que hubo una conversación sin testigos y un asterisco nos remite a una nota al pie de la página: «Los muebles y en particular una antiquísima cómoda quizá pudiesen oír algo. Pero no hubiera servido de nada. No saben expresarse: sólo emiten algún que otro crujido de vez en cuando, habrían tardado al menos veinte años en contarnos toda la historia».
En La famosa invasión de Sicilia por los osos, el lector-niño conectará con las aventuras del pueblo de osos, contadas con ritmo ágil y hábilmente mostradas con unas excelentes ilustraciones del mismo Buzzati, con un estilo en algunas que años después usará con talento el alemán Reiner ZIMNIK [1]. Pero el autor italiano recurre a la fantasía y a un acentuado humor irónico para plantear temas de más calado: «De una parte vanagloria, y de la otra, ¡victoria!», se canta después de que los osos triunfen; el astrólogo De Ambrósiis toma una decisión meritoria en la que se mezclan su arrepentimiento y su ambición de ser aclamado como héroe; los osos se vuelven impacientes y caprichosos cuando llevan tiempo viviendo con los hombres y el poder les corrompe a ellos también…
Otro libro de carácter periodístico: El Giro de Italia [2].