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W o el recuerdo de la infancia

W o el recuerdo de la infancia [1], de Georges Perec, es un libro que muchos no apreciarán pero que algunos verán como una obra excepcional. Quien conozca y admire ya las obras de Perec encontrará en estas curiosas memorias de su infancia y primera juventud muchas cosas que le interesarán pues, aparte de la información biográfica que da el autor de sí mismo, escasa pero suficiente, no faltan jugosas reflexiones metaliterarias ni explicaciones de, por ejemplo, el origen de su amor por los diccionarios y los juegos de lenguaje. Quien esté interesado en libros de recuerdos relacionados con la persecución de los judíos, anterior y durante la segunda Guerra Mundial, descubrirá en este relato una forma distinta e inteligente de abordar ese tema, que combina una gran contención emocional, una doliente ironía, y muchas reflexiones más que sugerentes.

Se cuentan, en capítulos alternos, dos historias. Una, la vida del niño que era Perec en los años cuarenta cuando sus padres desaparecen de su vida, para morir en Auschwitz, y él pasa de familiar en familiar o de vecino en vecino; esta parte se cuenta recuperando textos escritos por él mismo en el pasado, anotando antiguas fotografías, rememorando sucesos que se le grabaron más, haciendo comentarios sobre la fiabilidad de su propio trabajo al escribir y al recordar. Otra, un relato ficticio en el que un chico de ocho años llamado Gaspard Winckler ha desaparecido en un naufragio en el Cabo de Hornos y otra persona, llamada igual, Gaspard Winckler, es enviada en su busca; la segunda parte de ese hilo narrativo es la descripción de W, una utópica isla donde se vive para el deporte y cuyo nombre, de modo característico en Perec, oculta y desvela una clave: doble uve, doble vida.

Como se puede deducir, todo el libro tiene mucho de búsqueda y reconstrucción de la propia identidad cuando, en los años de infancia y primera juventud, faltan puntos de referencia y sólo quedan recuerdos que «son trozos de vida arrancados al vacío» y «sin nada que los fondee, sin nada que los fije». El autor explica su trabajo, en el interior de su narración, del siguiente modo: «No sé si no tengo nada que decir, sé que no digo nada; no sé si lo que tuviera que decir no es dicho por ser indecible (lo indecible no se agazapa en la escritura, es lo que la ha desencadenado mucho antes); sé que lo que digo es blanco, es neutro, es signo, de una vez por todas, de un anonadamiento de una vez por todas. (…) No escribo para decir que no diré nada, no escribo para decir que no tengo nada que decir. Escribo: escribo [sobre mis padres] porque hemos vivido juntos, porque he sido uno entre ellos, sombra entre sus sombras, cuerpo junto a sus cuerpos; escribo porque ellos han dejado en mí su marca indeleble y porque su rastro es la escritura: su recuerdo ha muerto en la escritura; la escritura es el recuerdo de su muerte y la afirmación de mi vida».

Georges Perec. W o el recuerdo de la infancia (W ou le souvenir d’enfance, 1975). Palencia: Menoscuarto, 2014; 205 pp.; col. Cuadrante nueve; trad. de Alberto Clavería; ISBN: 978-84-15740-13-1.