El pequeño cuervo y la luna [1], de Marcus Pfister [2], es un muy buen álbum cuyo contenido, de dolor y petición de perdón por haberse portado mal con otro por envidia, y cuyo tipo de narrador, el de alguien que recuerda con arrepentimiento un suceso del pasado, son poco usuales. Además, su composición gráfica es sobresaliente.