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Sentimentalismo tóxico: cómo el culto a la emoción pública está corroyendo nuestra sociedad

Es muy certera esta reseña [1] de Sentimentalismo tóxico: cómo el culto a la emoción pública está corroyendo nuestra sociedad, de Theodore Dalrymple. Tal vez Dalrymple se apoya demasiado en algunas noticias de los años anteriores a su libro y para muchos pueden ser poco comprensibles los ejemplos de personajes dickensianos que pone —Harold Skimpole [2], Gradgrind [3]…—, pero me ha parecido un libro excelente, muy recomendable para entender qué ocurre a nuestro alrededor y, en particular, para que padres, profesores y, en general, quienes tratan con niños, vean con qué facilidad se cae hoy en una visión demasiado sentimental de la infancia.

Uno de los puntos en los que insiste el autor está en esta cita que pone el autor, de Confucio, contra el uso impreciso del lenguaje:

«Si el lenguaje no es correcto, entonces no se dice lo que se quiere decir; si lo que se dice no es lo que se pretende, entonces no se hace lo que se tenía que haber hecho; si lo que se tenía que haber hecho queda sin hacerse, entonces la moral y el arte se deterioran; si la justicia se extravía, reina la confusión. Por eso no puede haber arbitrariedad en lo que se dice. Es lo más importante de todo».

Y en el párrafo con el que termina su libro vuelve a lo mismo pero, esta vez, con una cita pequeña de Pascal:

«El sentimentalismo está triunfando en un campo tras otro. Ha arruinado las vidas de millones de niños creando una dialéctica de excesiva indulgencia y abandono. Ha destruido los estándares educativos y causado una grave inestabilidad emocional debido a la teoría de las relaciones humanas que entraña. El sentimentalismo ha sido precursor y cómplice de la violencia en los ámbitos en los que se han aplicado políticas sugeridas por él. El culto a los sentimientos destruye la capacidad de pensar, o incluso la conciencia de que hay que pensar. Pascal tenía toda la razón cuando dijo: (…) “Procuremos, pues, pensar bien. Ese es el principio de la moralidad”».

Theodore Dalrymple. Sentimentalismo tóxico: cómo el culto a la emoción pública está corroyendo nuestra sociedad (Spoilt Rotten, 2010). Madrid: Alianza, 2016; 202 pp.; col. Alianza Ensayo; trad. de Dimitri Fernández Bobrovski; ISBN: 978-84-9104-405-5. [Vista del libro en amazon.es [4]]