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Las arenas de isla Tiburón

Tiempo atrás publiqué un comentario a El barco escuela Tobermory [1], de Alexander McCall Smith [2], que parcialmente vale para Las arenas de isla Tiburón, el siguiente libro de la serie. Esta vez, los hermanos MacTavish y sus amigos están ya completamente adaptados al ritmo de vida en el barco: a sus actividades escolares y de aprendizaje de la navegación. Se suceden los incidentes: unos tienen que ver con el irritante Hardtack y sus amigos; otros con problemas que se les presentan al navegar; otros con los retos al aprender a realizar nudos o al practicar deportes náuticos como kitesurf, los saltos o esnórquel; otros con problemas familiares de los chicos; luego, con los líos que tienen cuando conocen a Mike, un chico pescador en el Caribe, cuyo padre ha desaparecido, y, como consecuencia, con el descubrimiento de un moderno pirata que actúa en la desconocida isla Tiburón. También se dan a conocer, al hilo del relato, episodios del pasado del capitán MacBeth y de Mike.

Hay mucha información en el relato: sobre animales marinos, sobre instrucción naval, sobre instrumentos de navegación, etc. Las enseñanzas explícitas —sean de buen comportamiento y de camaradería, de hacerse cargo de los problemas ajenos, o sean de dolor por la caza de ballenas— hacen que los libros apunten a lectores muy jóvenes; por ejemplo, el narrador termina un capítulo así: «Presenciar un acto deshonesto puede resultar desagradable; te sientes un poco decepcionado, un tanto entristecido. Y puedes tener la esperanza —una gran esperanza— de que venga alguien y ponga las cosas en su sitio. Pero hay veces en que no viene nadie». Con todo, hay que decir que la vida escolar de los protagonistas es exigente —por ejemplo, ninguno puede tener teléfono móvil, todos están guardados bajo llave, pues «todo el sentido que tiene hacerse a la mar es desarrollar la capacidad de ser independientes» y eso no se consigue si puedes marcar un número y preguntarlo, o si puedes «mirarlo en internet»—, que nadie rehuye las tareas ni el esfuerzo para superar las dificultades: en este sentido el libro es de lo más clásico y muy distinto a tantos relatos infantiles complacientes como abundan hoy.

Alexander McCall Smith. Las arenas de isla Tiburón (The sands of Shark island, 2017). Madrid: Siruela, 2018; 213 pp.; col. Las Tres Edades; ilust. de Iain Mcintosh; trad. de Julio Hermoso; ISBN: 978-84-17308-99-5. [Vista del libro en amazon.es [3]]