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Los auténticos filósofos

Otra cita más de Chesterton [1] acerca del nonsense como una literatura más apreciada por los adultos que por los niños:

«Hemos de evitar, por encima de todo, confundir esos aspectos de la infancia que son gratos para los niños con esos otros aspectos que son gratos para nosotros». (…) «La gran literatura del Sinsentido posee un enorme valor, pero sería cuando menos razonable señalar que este valor es efectivo principalmente para los adultos». (…) «Fuimos nosotros, las personas adultas, con nuestro gusto por todo lo transgresor, quienes inventamos el Sinsentido. Nos dejamos enredar (…) en él, como en otras cosas (…), por nuestra eterna impaciencia ante la monotonía del mundo. El niño, sin embargo, se halla en una posición más ventajosa. Para él el mundo no es monotonía; por eso no necesita los libros. (…) Para despertar en un niño el sentido de lo extraño y lo humorístico no hace falta ponerle a nadie una nariz luminosa. Para el niño (que pertenece a la clase aún no nacida de los auténticos filósofos), es ya suficientemente extraño y humorístico tener una nariz. (…) Para el niño no hay necesidad del Sinsentido, pues el universo entero es un sinsentido para él en el más noble sentido de esa noble palabra. Un árbol es algo inmenso y fantástico; un burro, tan emocionante como un dragón. (…) El niño se halla en inferioridad de condiciones con respecto a nosotros en muchísimos aspectos: no posee el sentido de la experiencia, le falta el dominio de sí y, sobre todo, el conocimiento de las emociones profundas, esos grandes tormentos que hacen que merezca la pena vivir. Sin embargo, hay un único aspecto en el que se muestra claramente superior. Nosotros hemos ido continuamente en busca de nuevos mundos estéticos, y la última de todas nuestras conquistas ha sido el descubrimiento de este mundo del sinsentido; pero él ha logrado advertir ese mundo de un solo vistazo, y el primer vistazo es siempre el mejor». («La biblioteca del cuarto de los niños», Lectura y locura [2])