Me ha gustado Agua y jabón, de Marta D. Riezu, un ensayo corto y ameno, sobre muchas cosas pero, sobre todo, acerca de la elegancia y el buen gusto… El libro se divide en tres partes: «Temperamentos», «Objetos» y «Lugares», y tiene un suplemento con voces de diccionario.
Se ve que la escritora apoya lo que afirma sobre su experiencia, como indican estas citas sobre su propia familia:
—«He visto suficientes películas de sobremesa para intuir la fortuna que supone crecer en una familia normal. Qué era entonces normal: una casa en la que no se hablaba de sentimientos y nadie decía jamás «te quiero»».
—«Una familia que sabía que solo contaba con el esfuerzo, y quizá con algo de suerte. Una familia que te invitaba a repetir «por favor» y «perdón». Quien lleva eso en las alforjas ya lo tiene todo para ir con viento favorable por la vida. Se ve al ir cumpliendo años. La rutina, el cobijo de la estabilidad, el equilibrio. Aprender a estar, para años después poder ser».
—«Una suerte de mi generación: todavía nos formamos en la privacidad y la autoridad –una autoridad moral, no la que otorga el miedo–. No existía el elogio gratuito. Nos apoyaban, pero si la fastidiábamos nos lo hacían saber rápido, sin dramas, y así es como uno perdía el miedo al fracaso».
De las muchas indicaciones que da para ser elegantes algunas son éstas:
—Ir bien vestido «para mí se resume en: ir limpio y preparado para tu desempeño».
—«La pulcritud y la compostura no tienen ideología, ni van ligadas a la renta ni al apellido ni al cargo».
—«Ser elegante no tiene tanto que ver con el contenido del armario como con la sensatez, la buena educación y una mirada generosa al mundo».
—«¿Por qué cuidar aquello en lo que nadie va a fijarse? Una entretela bien meditada, un código programado con pulcritud, un bajorrelieve escondido. Por aquello que dijo Lutyens [1]: Dios lo ve».
—«Un país que ama la belleza busca la elegancia en cada detalle. No solo en el arte, el diseño, la moda, la arquitectura, sino sobre todo en lo cotidiano. Conocer las preocupaciones de los vecinos. Llevar buenos calcetines, aunque apenas se vean (que se ven). Mirar sin mirar que todo el mundo en la mesa esté a gusto. Sentarse con naturalidad y corrección. Presentarse fresco a una reunión. Invitar sin darle más vueltas. Sostener la puerta a quien entra con nosotros. Llevar un obsequio cuando se visita a alguien. Actuar con simpatía, respeto y naturalidad».
—«Civismo. No ser pesado. Agradecer. No dar gato por liebre. Vivir la cultura como placer, no como obligación. Saberse poco importante y disfrutarlo. Respetar, conservar y dejar vivir».
Y mañana más.
Marta D. Riezu. Agua y jabón (2022). Barcelona: Anagrama, 2022; 96 pp.; ISBN: 978-8433961334. [Vista del libro en amazon.es [2]]