- Bienvenidos a la fiesta - https://bienvenidosalafiesta.com -

El regreso de Don Quijote (1927)

Opinaba Chesterton [1] que había desperdiciado grandes ideas a la hora de intentar componer sus relatos largos pues no lograba darles la tensión propia de las novelas de acción ni la intensidad de sus mejores relatos cortos. Pero los fogonazos de brillantez intelectual y literaria son tantos que compensan de sobra la endeblez novelística, y el que las tramas sean poco acordes con nuestros gustos más estandarizados no significa que no valga la pena leerlas sino más bien una prueba de lo contrario.

El regreso de Don Quijote, su última novela, la publicó por entregas en su semanario GK’s Weekly con una cierta intención de brindar un homenaje a Cervantes y al Quijote. En ella vuelven ideas y personajes, como el primer ministro Lord Eden y el escritor y diputado Julian Archer, del último de sus Cuentos del Arco Largo [2]. A Michael Herne, un bibliotecario experto en el mundo paleohitita, le piden que represente a un rey medieval en una obra de teatro de aficionados. Se prepara concienzudamente para el papel y, al terminar, decide no cambiarse de ropa y vivirlo en la realidad hasta el fondo. Con su comportamiento logra la transformación de algunas personas y promueve una curiosa revolución contra el industrialismo.

Entre las escenas, diálogos y descripciones que revelan las inquietudes y las preferencias del autor señalo tres.

Una, cuando Herne señala la gran satisfacción de llevar una prenda con capucha, apunta cómo todos nos hemos deleitado más de una vez contemplando un paisaje a través del arco de una ventana y eso se debe, justamente, a que el marco nos distrae de todo lo demás para fijar nuestra atención en algo: «¿Cuándo comprenderá la gente que el mundo es una ventana y no un infinito? ¡Una ventana en un mundo de infinita nada! Cuando me cubro con esta capucha llevo mi mundo conmigo mismo y me digo: este es el mundo que san Francisco de Asís vio y amó, porque era limitado. La capucha tiene la forma de una ventana gótica».

La segunda, una observación inteligente del narrador: «Muchos creen que la política de las mujeres sería mucho más pacífica, humanitaria y sentimental que la de los hombres, pero el verdadero peligro de una política regida por las mujeres estriba en su excesivo amor por las formas de la política masculina».

Y la tercera, el asombroso discurso de un sindicalista en el que dice a los trabajadores que deben rectificar los errores de sus demandas materialistas y reclamar, en cambio, más responsabilidades para «repartir bien ese directo y democrático gobierno de nuestra propia industria, que hasta ahora sólo ha servido para mantener a unos cuantos parásitos en los lujos de sus fincas y palacios».

La sugerente idea de fondo está en el comentario que Herne hace acerca del talante profético de don Quijote: cuando atacó los molinos de viento quizá veía en ellos el origen de toda esa maquinaria social que, con el paso del tiempo, se ha vuelto a la vez inhumana y natural —es decir: tan indiferente y cruel como la propia naturaleza—, que quienes la defienden ya no saben ni cómo actúa ni cuáles son sus mecanismos, que con ella los hombres han terminado atados a herramientas tan grandes y poderosas que ya no saben sobre quién descargan los golpes… Se «han justificado, en fin, las pesadillas de don Quijote. Los molinos de viento son, realmente, gigantes temibles». Por eso, cuando su compañero Murrel le dice que las cosas de la vida moderna son muy complicadas y por tanto no es posible de tratarlas de manera simple, Herne le responde que, justo porque las cosas de la vida moderna son tan complicadas, no se pueden tratar de ninguna manera salvo de una manera simple.

G. K. Chesterton. El regreso de Don Quijote (The Return of Don Quixote, 1927). Madrid: Valdemar, 2004; 388 pp.; col. El Club Diógenes; trad. de José Luis Moreno Ruiz; ISBN 10: 84-7702-481-2. Otra edición en: Madrid: Cátedra, 2005; 456 pp.; col. Letras universales; ed. y trad. de Pilar Vega Rodríguez; ISBN 10: 84-376-2275-1. [Vista de esta edición en amazon.es [3]]