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Elogio de las familias sensatamente imperfectas

Al leer Elogio de las familias sensatamente imperfectas, de Gregorio Luri, un libro lleno de sentido común en el que su autor dice a los lectores expresamente que «los únicos especialistas que hay en sus familias son cada uno de ustedes», me han venido a la cabeza dos cosas. Una, respecto al contenido, que hablando de la educación de los hijos a cargo de una madre inexperta decía Chesterton [1] que hay trabajos tan importantes que los tiene que hacer uno mismo aunque los haga mal. Otra, respecto al autor, lo indicado en la nota que titulé A quién hacer más caso [2]: la importancia de «hacer más caso a los juicios de los que parece que han atendido con más cuidado».

Después de unos breves capítulos de presentación —«No hay familias perfectas», «Por qué no hay familias perfectas», «Las incertidumbres», «Ser una familia normal e imperfecta es un chollo»…—, se abre otro, «Todo hijo de una familia normal e imperfecta tiene derecho a» que tiene 55 apartados cortos: «Unos padres imperfectos», «Unos padres tranquilos», «Una familia cuyas virtudes no estén por debajo de las de la familia Simpson», etc.

Son muchas las afirmaciones bienhumoradas y bien razonadas que, sin embargo, para ciertos lectores resultarán polémicas. Por ejemplo, que «ser un padre normal e imperfecto es no renunciar a dar la tabarra», o que «los padres que se adaptan continuamente al mundo de sus hijos les impiden a estos aprender a adaptarse al mundo de los adultos». O, para quienes tratan con los libros infantiles, la de que «ahora muchos pedagogos insisten en que sin emociones no hay aprendizaje» pero, aunque, efectivamente, la emoción es «un fenomenal motor del aprendizaje», «el aprendizaje es también un fenomenal motor de emociones».

También, a quienes insisten en la importancia del diálogo, es pertinente recordarles con el autor que «el diálogo que enseña a pensar es el que “atiende a razones”. Al dialogar atendemos a las razones ajenas; al pensar, atendemos a las propias. Las razones se sostienen en argumentos, mientras que las opiniones solo se soportan en nuestro parecer».

Gregorio Luri. Elogio de las familias sensatamente imperfectas (2017). Barcelona: Ariel, 2017; 176 pp.; ilust. de Miguel Bustos; ISBN: 978-84-344-2678-8. [Vista del libro en amazon.es [3]]