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Fablehaven

Otro libro norteamericano de fantasía sobre un mundo paralelo al nuestro que, tal vez porque me pareció más original y más sencillo, me dejó bastante mejor sabor que La puerta oculta [1], fue Fablehaven, de Brandon Mull [2]. Es el primero de una serie y el único que he leído, pues son largos y, aunque me haya gustado, mi entusiasmo por lo que pueda venir es descriptible.

En él se habla de dos hermanos, niño pequeño y niña mayor, que, debido a que sus padres se han de ir de viaje, quedan al cargo de su abuelo, que vive en Fablehaven, una casa grande con un jardín y un bosque propios, y con unos sirvientes de lo más misterioso. Una vez allí, el abuelo se comporta de manera distante hasta que Kendra y Seth averiguan que viven en «un refugio para criaturas místicas», o mágicas, de los pocos que hay en la tierra, y que el abuelo es el administrador, una tarea transferida de cuidador en cuidador a lo largo de años…. Bueno, y que tal vez les toque a ellos el mismo trabajo en el futuro.

La historia está bien contada y los personajes son atractivos. La rivalidad entre los hermanos se plantea con acierto. La construcción es notable aunque su armazón básico sea tan conocido ya. El choque que se da entre «buenos» y «malos» está planteado con inteligencia: el abuelo explica a sus nietos que las criaturas mágicas de Fablehaven son, simplemente, no malvadas, pues pueden ser capaces de actos buenos pero no por los motivos que nosotros consideraríamos adecuados. Por ejemplo, «los duendes no arreglan las cosas para ayudar a la gente. Arreglan cosas porque se lo pasan bien arreglando cosas».

Algunos choques dialécticos son excelentes. Así, cuando Seth se escapa al bosque desobedeciendo unas órdenes estrictas de su abuelo, este le descubre y le castiga de acuerdo con lo que le había dicho antes. A lo cual Seth replica:

«—(…) ¡Pero tú nos mentiste! ¡Tener miedo de unas garrapatas es un motivo bastante débil para permanecer alejados del bosque! Yo sólo pensé que nos estabas tratando como a bebés.

—Deberíais haberme hecho saber vuestro disgusto —replicó el abuelo—. ¿No fui claro respecto de las normas o de las consecuencias?

—No fuiste claro respecto de las razones —contestó Seth.

—Es un derecho mío. Yo soy vuestro abuelo. Y esta es mi propiedad.

—Y yo soy tu nieto. Deberías haberme dicho la verdad. No estás dando, precisamente, buen ejemplo».

Brandon Mull. Fablehaven (2009). Barcelona: Rocaeditorial, 2009; 303 pp.; col. Rocajuvenil; trad. de Inés Belaustegui; ISBN: 978-84-9918-033-5.