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El Invencible

El Invencible es una novela de Stanisław Lem [1] de 1964, publicada en una nueva edición con una buena traducción, que puede ayudar a entender, a quien no lo sepa ya, por qué Lem es un autor admirado por los mejores escritores del género y, a la vez, por qué no atrae a un público mayoritario. En ella se puede ver su enorme maestría constructiva y descriptiva, que nos hace pasar por alto que, como sucede con frecuencia en la ciencia-ficción, tantos pormenores tecnológicos del futuro que se mencionan no tengan nada que ver con los que realmente se han producido.

El Invencible, una sofisticada nave interestelar, aterriza en el planeta Regis III con la misión de averiguar qué le ocurrió a su nave gemela, Cóndor, desaparecida poco antes allí. En la primera parte conocemos las peculiaridades del Invencible y presenciamos las primeras exploraciones y descubrimientos de sus tripulantes en el nuevo planeta, donde suceden cosas extrañas para las que científicos de todo tipo formulan hipótesis variadas. Hacia la mitad del relato, un viejo biólogo da con una explicación asombrosa: Regis III está poblado por nanobots, unos seres mecánicos comparables con insectos, pues se mueven como nubes y reaccionan como enjambres, que han llegado a ser lo que son tras una larguísima y particular evolución inanimada de unos autómatas dejados allí por una civilización extinta. Entretanto, quienes hacen frente a esos seres no mueren pero quedan completamente infantilizados y, veintisiete días después del aterrizaje, casi la mitad de la tripulación del Invencible está ya neutralizada. Entonces, los jefes de la expedición han de buscar cuál es su mejor opción.

El único conflicto humano que se plantea es que Rohan, el segundo de a bordo y protagonista principal, pues seguimos sus pensamientos, se siente distante de su superior, el astronavegador Horpach, que siempre se comporta con una profesionalidad admirable pero que también le parece despiadado. Es también el aturdido Rohan quien se pregunta por qué los hombres deseamos «aplastar todo lo que contradice nuestra forma de ver las cosas». Pero ambos puntos tienen poca entidad: lo importante acaba siendo el clima particular creado por el autor con sus minuciosas descripciones de todo lo que ocurre, excelentes en sí mismas pero abrumadoras o innecesarias para muchos. Lem consigue narrar bien cualquier cosa, con vivacidad y colorido, e incluso logra comunicar la violencia y la espectacularidad de las explosiones a través de lo que los personajes ven o intuyen en las pantallas de los radares. Y si el detallismo es mucho en aspectos externos, no lo es menos cuando desarrolla lo relativo al peculiar y elusivo enemigo contra el que nada puede el Invencible: el despliegue argumentativo, con la intención de hacer verosímil el proceso evolutivo darwinista de unas máquinas a lo largo de cientos de generaciones, a muchos lectores (si han llegado hasta ese momento) les cansará pero a otros los dejará estupefactos.

Stanisław Lem. El Invencible (Niezwyciężony, 1964). Madrid: Impedimenta, 2021; 264 pp.; trad. de Abel Murcia y Katarzyna Mołoniewicz; ISBN: 978-8417553937. [Vista del libro en amazon.es [2]]