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La suerte de conocerte (1)

La suerte de conocerte, de Adolfo Torrecilla, es un singular relato cuyo contenido está muy bien explicado en esta reseña [1]. En sucesivos epígrafes numerados el autor habla, por un lado, de su vida, de su numerosa familia, de sus muchos amigos, conocidos y compañeros en distintos trabajos —profesor de literatura, crítico literario, representante sindical, colaborador en prensa y en librerías, etc.—. En otros, alternando con los anteriores, menciona libros que le gusta recomendar o que va leyendo, muchos relacionados con la que ha llegado a ser su especialidad —la literatura en torno al mundo comunista—, y esto le sirve para explicar, dando casi siempre títulos y nombres, qué tipo de literatura le gusta y le parece valiosa y cuál no.

El telón de fondo es Vallecas, su barrio, del que hace notar sus cambios sociológicos y ofrece toda una guía de calles y establecimientos. Un párrafo, entre muchos, que revela un poco el modo de ser del autor y que muestra su estilo conversacional, está dedicado a su peluquero, Adrián, de quien aplaude su profesionalidad y que «cuando te corta el pelo va al grano, sin sofisticaciones ni preguntitas sobre cosméticas ni recomendaciones de productos de humo para proteger el cuero cabelludo. Gilipolleces». En el último de los epígrafes del libro, el número 230, titulado «MI BARRIO ES MI CIUDAD», indica su satisfacción de pasear por sus calles «y sentir que estás atornillado a unas raíces personales y familiares y a una filosofía del andar y del vivir».

El conocimiento tan amplio del autor acerca de la numerosa producción literaria actual hace que su libro tenga muchas observaciones de interés, muchas veces con datos y otras de modo más velado cuando son especialmente negativas. Al autor le «cansa la prosa narcisista, el existencialismo evanescente, el vacío narrativo»; abomina los «consejos cursis que adornan con melaza y nata montada soluciones de bolsillo para los conflictos del hombre y la mujer de hoy»; y apunta que muchas veces se aplaude la «valentía» de quienes defienden «unas causas que, se piensa, hay que defender por encima de todas las cosas», y «como esto es lo único importante, la literatura queda siempre en un segundo plano», lo que tiene como consecuencia que «si criticas que la novela no tiene suficiente calidad literaria, te van a decir que lo que estás criticando es el mensaje».

Hay muchas páginas hilarantes. Algunas cuando, con diversos motivos, explica y ejemplifica —con canciones, películas y libros—, su presupuesto estético de que «los productos malos suelen dar pena» pero «los productos inmensamente malos son sencillamente sublimes», de que le «encantan las cosas estéticas “muy malas”, que llaman poderosamente la atención por su inarmónico manejo de las cuestiones ornamentales y lingüísticas, sin rubor, con una idea equivocada de lo que es la eficacia y el uso y el sentido del lenguaje literario». Pero de algunos momentos divertidos, que cabría llamar de «costumbrismo mágico», hablaré mañana.

Adolfo Torrrecilla. La suerte de conocerte: Diarios, 2018-2020 (2021). Madrid: Rialp, 2021; 342 pp.; ISBN: 978-8432153426. [Vista del libro en amazon.es] [2]