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Ilustrar, una rama de la literatura

Unas distinciones entre ilustrar y pintar que hace Etienne Gilson [1] en Pintura y realidad [2]:

«La ilustración es un arte porque incluye todas las técnicas que llevan a su fin, que es construir imágenes». Pero es erróneo juzgar las ilustraciones desde el punto de vista de la pintura y la pintura desde el punto de vista de la ilustración, igual que gozar de las grandes pinturas como ilustraciones y no como pinturas, pues ilustrar no es pintar.

«Una pintura tiene su ley y su justificación en sí misma. Una ilustración tiene su criterio fuera de sí misma, en la realidad externa que imita». Hacer notar que «el arte no representativo tiene su mayor defecto en el hecho de no guardar relación con la realidad externa y, por ello, carecer de un criterio para ser juzgado», sería un argumento válido «si el arte de la pintura fuera el arte de ilustrar». Pero «una pintura es la incorporación de una forma en una materia» mientras que «todo el ser de una ilustración queda determinado por la relación que establece entre la imagen y una realidad externa».

Se puede decir que «el arte de ilustrar es un caso particular de la función general del lenguaje. Es una rama de la literatura. (…) Las imágenes tienen siempre una significación, y son justamente juzgadas según su éxito o su fracaso en representarla. (…) Las imágenes participan tan evidentemente de la naturaleza de sus objetos, que a las imágenes religiosas, por ejemplo, se les atribuye muy frecuentemente algo de sagrado que en realidad pertenece a lo que ellos representan, es decir, a su significación».

Una consecuencia de lo anterior es que las ilustraciones pueden verse como documentos históricos, mientras que las pinturas raramente y sólo de modo accidental: se pueden poner como ejemplos de cada caso a Daumier y a Cézanne. Otra es que en el arte religioso lo que abundan son las ilustraciones y en él resulta difícil encontrar verdaderas pinturas religiosas, salvo, si acaso, las «naturalezas muertas religiosas» como, por ejemplo, una Corona de espinas.

Étienne Gilson. Pintura y Realidad (Painting and Reality, 1957). Pamplona: Eunsa, 2000; 398 pp.; col. Cátedra Félix Huarte; trad. del inglés de Manuel Fuentes Senot, versión actualizada de Rosa Fernández Urtasun; ISBN: 84-313-1767-1. [Vista del libro en amazon.es [3]]