Siglo VIII. A raíz de los asesinatos contra los miembros de su familia, el joven Abderramán huye a través del Norte de África, siempre perseguido y siempre confiado en su majestuosa yegua Saffana. Finalmente se asienta en Córdoba, como nuevo califa, desde donde manda traer a Alohra, la joven beduina de la que siempre estuvo enamorado.