Un siglo después que lo hiciera su tocayo, un nuevo Robinson Crusoe [1] naufraga y se instala en una isla a la que llama Esperanza, pues «estaba decidido a no dejarse llevar nunca por el pesimismo».
Un siglo después que lo hiciera su tocayo, un nuevo Robinson Crusoe [1] naufraga y se instala en una isla a la que llama Esperanza, pues «estaba decidido a no dejarse llevar nunca por el pesimismo».