Los habitantes de Dormilandia están orgullosos de lo bien que duermen sus reyes. Pero la pequeña princesa Dormilina tiene frecuentes malos sueños y se pasa muchas horas en vela. El rey decide salir por el mundo a buscar el remedio. Después de muchos intentos encuentra por fin a un duende luminoso con una cabeza de pinchos, que resulta un «erizo de los sueños», Tragasueños, que se alimenta de las pesadillas.