El narrador es un chico que, durante una visita al zoo, se apena de la hiena. Esta le asegura que su aspecto es tan lastimoso debido a un hechizo, y el chico la invita a comer. Ya en su casa, la hiena se comporta del modo asqueroso que se le supone y, al final, se sincera y le confiesa que realmente no estaba hechizada.