Cuando el topo asomó su cabeza, le cayó en su cabeza algo gordo y marrón, que parecía una salchicha. Furioso y de mal humor, recorre las páginas buscando al culpable. Cada animal le muestra cómo lo hace él…, hasta que descubre al responsable: ¡Hermenegildo, el perro del carnicero! El topo le paga con la misma moneda.