Después de su debut con Lindbergh. La increíble aventura de un ratón volador [1], el autor ha conseguido un relato gráficamente de la misma brillantez pero argumentalmente más coherente con Moletown. Las ilustraciones son claras y meticulosas, con muchos pequeños detalles para observar. En ellas se intenta representar el crecimiento de una ciudad de los años veinte o treinta y se ven personajes de todo tipo: trabajadores, ingenieros, peatones, etc. Las poleas y engranajes de las máquinas de trenes y las excavadoras que se ven tienen un toque steampunk. En las guardas hay fotos en blanco y negro que recuerdan distintas situaciones y perspectivas del crecimiento de la ciudad y en ellas se ve cómo, de ser una ciudad que no había pensado en respetar el medio ambiente, ahora Moletown está evolucionando hacia otro modelo más sostenible.
Otros álbumes: Armstrong: el increíble viaje de un ratón a la luna [2], Edison. Dos ratones en busca de un tesoro [3], Einstein: El fantástico viaje de un ratón a través del espacio y del tiempo [4].