Ilustraciones expresionistas de calidad: bien compuestas, luminosas, con los colores bien combinados.
Las del primer álbum recuerdan a las de JANOSCH [1] en El hombrecillo de la manzana [2], y quizá no sea sólo coincidencia que Toribio tenga un manzano en su habitación… Los textos ocupan la página en blanco de la izquierda y las imágenes están en la página derecha. Estas van plenamente de acuerdo con el texto: tanto en sí mismas como a través de los detalles pequeños (ropa del protagonista, decoración de su casa, etc.), transmiten eficazmente un mensaje de aprecio a las cosas normales y de rechazo de un estilo de vida consumista y posesiva.
Tragasueños, un relato contenido también en la edición de Los mejores cuentos de Michael Ende [3], tiene un argumento habitual en este tipo de historias y es un buen ejemplo de cuento ilustrado: a un buen texto previo se le ponen unas ilustraciones que lo desarrollan y le añaden nuevos matices.
Fídibus es un relato de nonsense, con giros curiosos, contado con una buena y rápida secuencia de imágenes. Es interesante el planteamiento, deudor de Harold and the purple crayon [4] y anterior a Cuando Lía dibujó el mundo [5].