Novela de profesor de literatura, inteligentemente concebida y diestramente compuesta y redactada. Abundan las referencias literarias y se producen cambios de registro según hablan unos u otros, o según avanza el verano y el protagonista va mejorando. Tiene rasgos de aventura enigmática pues se suceden hechos inexplicables. Es también una novela de adolescente con problemas, pues el protagonista consigue una nueva madurez, planteada también como la mayor claridad mental que se deriva de las reflexiones sobre las palabras y el lenguaje a las que le conduce el misterioso profesor Belluz, Luzbel. Es, sin duda, un relato artificioso, pero que atrae a quienes apuestan por subir el nivel literario, como hace Manuel Laguna con su alumno, la primera vez que asiste a su clase y habla como acostumbra: «No tengo nada, antes bien todo lo contrario, contra el registro coloquial, y mucho menos contra el argot o los tacos, que son tan expresivos, pero aquí, en estas clases, entre usted y yo, de momento nos atendremos al uso exclusivo de un registro culto; en consecuencia, reemprenda su explicación aliviándola de sentimientos y abasteciéndola de ideas».