Álbum en blanco y negro, con estilizadas y sugerentes ilustraciones art-decó, y un texto mínimo, que intenta y consigue poner imágenes a la pasión por la música y al mundo de sueños de un chico. Inusual por tema y planteamiento, es una historia emotiva y convincente, narrativa y visualmente bien armada, en la que la ilustradora saca partido a su facilidad para representar los movimientos del cuerpo a la hora de dibujar las distintas figuras. Es interesante observar cómo, a base de líneas en zigzag cada vez más elaboradas, el relato señala cómo la música va ocupando más espacio, pero desaparece cuando los compañeros de Ben se burlan de su afición. Por otra parte, y sin olvidar que un álbum sólo presenta escenas aisladas, se puede prolongar el comentario por otro lado y señalar cómo el argumento refleja discreta pero claramente las dificultades en la vida de Ben, la desanimante figura del padre y el papel podríamos decir que sustitutivo del trompetista…